El sideral déficit de las empresas públicas

Resulta preocupante contemplar cómo se asignan sumas millonarias del erario para solventar la ineficiencia de las empresas estatales.El Tesoro nacional destinará este año no menos de 30.400 millones de pesos para cubrir el déficit de las empresas del Estado, más del doble del previsto en 2011 y cerca del 11% más que lo presupuestado originalmente. Para 2013, en tanto, se prevé transferir para el mismo fin $ 33.476 millones, según un presupuesto que, como habitualmente ocurre, terminará extendiéndose merced a los superpoderes delegados al Poder Ejecutivo por el Congreso.Este monto supera al que se prevé para los servicios de salud ($ 24.983 millones), promoción y asistencia social ($ 12.389 millones) o vivienda y urbanismo ($ 5874 millones). A su vez, es casi igual que el presupuesto de defensa y seguridad, que asciende a 34.903 millones de pesos.Las mayores erogaciones previstas para las empresas del sector público se hallan en la petrolera Enarsa, para la que se prevén en 2013 unos 14.000 millones de pesos. El Sistema de Radio y Televisión Argentina recibirá $ 786 millones, más 289 millones para la agencia oficial Télam. Para AySA se prevé un aporte del Tesoro de unos $ 5500 millones, de los cuales sólo 800 millones se orientarán a obras de infraestructura. Otros $ 3200 millones están previstos para el Ferrocarril General Belgrano, con la particularidad de que sólo alcanzarán para cubrir el pago de sueldos del personal.Fuera de los más de 33.000 millones previstos en el presupuesto, se encuentra el déficit que arrojará Aerolíneas Argentinas, reestatizada en 2008. Para calcular sus pérdidas, en 2013, hay que tener en cuenta que a lo largo de los primeros siete meses de 2012 tuvo un saldo deficitario del orden de los $ 11 millones por día. A pesar de esta pérdida, hoy casi crónica, el equipo de administradores de La Cámpora continúa en sus puestos, tal vez por privilegiar su afinidad ideológica y subordinación antes que la idoneidad y la capacidad gerencial.Parecería que las empresas que actualmente posee el Estado, gran parte de las cuales fueron reestatizadas por el gobierno kirchnerista, son conservadas con la única finalidad de aumentar los espacios de poder. Predomina una visión cargada de ideología que le impide al oficialismo desprenderse de las mal administradas, con altos índices de corrupción, y que no cumplen ninguna actividad o función que justifique estar en manos del Estado. Se observan casos extremos, como el de Líneas Aéreas Federales...

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