Sibarita confeso: el arquitecto cordobés que viaja para encontrar la 'mejor comida del mundo'

Alberto Navas, el arquitecto que es también un sibarita

CÓRDOBA.- Muchas vidas en una sería una buena definición, si hubiera que buscarla, de la existencia del cordobés Alberto Navas. Disc jockey, fotógrafo, ciclista, arquitecto y sibarita. La mayoría de las veces tiene la fortuna de combinar sus pasiones. Así, se especializó en el diseño de restaurantes, a la vez que recorre países en bicicleta para buscar doónde comer en los mejores lugares. Asegura que "jamás" va a un local sin planificar. Entre sus anécdotas están las de haberle cocinado dos veces a Michel Bras , el chef francés que está entre los más reconocidos del planeta.

" La mejor comida es la que está bien hecha, no la más costosa ", define ante LA NACIÓN. Se enorgullece de ser uno de los argentinos que más comió en más locales premiados . Advierte que no lleva la cuenta de cuántos -en un cajón de su escritorio hay cientos de tarjetas- y reconoce que, "para comer, Europa, no Estados Unidos".

Navas Arquitectos, su estudio, es un rincón único en pleno centro de la ciudad. A pocos metros de la plaza San Martín, desde su ventanal se ven las cúpulas de la catedral y de la iglesia de las carmelitas descalzas , de las que también se observa el patio, con galerías, flores y naranjos. Hay cientos de CD de música clásica -que suena todo el tiempo-, decenas de álbumes de fotos de sus viajes , libros, esculturas , una colección de autos en miniatura y dibujos . También el tablero donde Navas sigue trabajando.

" Cada persona tiene que tener un territorio -dice-. Ese espacio puede ser una mesa, una habitación o una casa, pero es el lugar donde se siente cómodo, a sus anchas". Su vocación por la arquitectura apareció al final de la escuela secundaria, una etapa a la que cataloga como "la peor" de su vida. Después de terminar "con honores" el primer año, rindió 60 veces hasta finalizar el colegio. "Nunca me quedé de año, pero me llevaba todo".

Admite que cuando la fábrica metalúrgica de su padre "se fundió y debió cerrar", él "aterrizó". " Me salvó la vida; vivía en una nube ", repasa. Cuando estaba por terminar el secundario, se debatía entre ser médico cirujano o ingresar a la Marina, pero un día fue a visitar a un amigo que estaba en un hospedaje lasallano y el destino se interpuso. "Estudiaba arquitectura -señala- y en su habitación tenía dibujos, una intervención en el cielo raso… Ya ejercía el diseño. Eso que vi tenía vínculo conmigo y ahí me decidí ". Por esos años grababa casetes de...

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