El show que se edifica desde el silencio

Lo había dicho Jean Todt, el presidente de la Federación Internacional del Automóvil, en su visita a la Argentina el año último: "La Fórmula E es el futuro de nuestro deporte; lo que viene es un automovilismo ecológico y es hora de que las principales ciudades del mundo vean en acción a estos coches eléctricos". Entre aquellas palabras y estos días, la concreción del objetivo transitó carriles rápidos. Pasado mañana, un circuito emplazado en Puerto Madero albergará a la cuarta fecha de esta categoría, que en sus tres primeras carreras supo ganarse tantos adeptos como detractores. Quienes defienden la creación de la divisional se apegan a que finalmente existe la posibilidad de disfrutar del vértigo callejero sin problemas de contaminación y que la incertidumbre por el cambio de coche (las baterías duran menos que las carreras y hay que subirse a otra máquina durante cada GP) le dan un atractivo especial al show. Los tradicionalistas se quejan del opaco y casi nulo sonido de los motores eléctricos, con el argumento de que ello en sí representa gran parte del atractivo de una carrera.

Ese silbido tiene su razón de ser y quedan pocas horas para que el público argentino pueda develarlo en una fecha que se presume histórica para el deporte motor local. La potencia de estas flamantes unidades (unos 270 HP) es similar a la de un Fórmula Renault que acompaña en nuestro país cada fin de semana al Súper TC 2000, pero su peso es sustancialmente superior (888 kilos mínimos contra 690), debido a que por lo menos 320 pertenecen a la batería y a sus accesorios periféricos. Pero la ecología y el ahorro de energía están tan presentes que la potencia original, que podrá aplicarse durante los ensayos y la clasificación, mutará al "modo de ahorro" durante la carrera y se limitará a poco más de 200 HP. Igual, la controversia sigue desatándola el ruido. Los 80 decibeles que eroga un impulsor eléctrico contra los 120 de un Fórmula 1 –ya criticados de por sí por su "debilidad"– hacen que muchos fanáticos, al menos por ahora, miren con recelo la evolución de estos raudos que alcanzan los 225 km

h. "No es tan así. El sonido es actual. Se asemeja a un tren moderno, a un jet de combate. Creo que es lo suficientemente fuerte como para que el público sienta esa adrenalina, pero bajo para poder competir en las ciudades sin provocar contaminación acústica", argumenta Alejandro Agag, CEO de la Fórmula E Holding.

Catorce ex pilotos de Fórmula 1 (Jarno Trulli, Nick Heidfeld...

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