La sexualidad humana

AutorCarlos A. Cornaglia
Páginas49-73
CAPÍTULO II
LA SEXUALIDAD HUMANA
LA FUNCIÓN SEXUAL NORMAL
Sin pretender abordar en profundidad el capítulo de la medicina legal que
trata sobre la sexología forense, es necesario, a los fines previstos en la presen-
te obra, analizar los factores normales que intervienen en la compleja función de
la sexualidad humana y sus desviaciones o anormalidades, en razón que el abu-
so sexual de menores es un delito contra la integridad sexual de las personas
y, también, en orden a la necesidad de comprender los fundamentos jurídicos
que amparan el bien que la ley penal tutela.
Tratándose de una función extremadamente compleja no resulta fácil defi-
nir qué se entiende por sexualidad humana normal en su polifacético y dual
cometido: la procreación por un lado, perpetuando la especie, y, por otro, la
satisfacción del placer erótico. Ambos atributos de capital importancia en la
formación e integración de la persona humana y en su proyección psicosocial.
La sexualidad, al involucrar el comportamiento social del ser humano, cumple
un rol fundamental en su vida de relación.
Por ende resulta imposible considerarla como una entidad independiente,
desligada del desarrollo estructural y de la configuración global de la persona-
lidad. Ya que se encuentra indisolublemente unida a los factores que integran los
caracteres personales del individuo, su particular constitución biológica y el
sentido general de identidad del ser humano. En definitiva, es indisoluble su
vínculo al ordenamiento biológico de ser hombre o mujer.
50 CARLOS A. CORNAGLIA
CONCEPTO
Sexo es el conjunto de rasgos biológicos, tanto anatómicos como fisiológi-
cos, que determinan la diferenciación genérica entre un macho y una hembra.
Esta diferenciación comienza desde el mismo momento de la fecundación, cuan-
do óvulo y espermatozoide se unen para engendrar un nuevo ser. El sexo no debe
ser confundido o equiparado con la sexualidad.
El sexo forma parte de la sexualidad al determinar biológicamente la iden-
tidad de género, (varón o mujer); pero, además, resulta abarcativo de la com-
plejidad de los roles sexuales, (feminidad o masculinidad), de la preferencia u
orientación sexual, (heterosexualidad u homosexualidad), y del resto de las
manifestaciones del estímulo sexual, (erotismo, vínculo afectivo, reproductivi-
dad), como así también de las normas culturales, religiosas y jurídicas que
regulan el comportamiento sexual humano.
Por ello comprende un conjunto de fenómenos bio-psico-sociales trascen-
dentes y fundamentales para el desarrollo de la persona humana y del conjunto
social. También se encuentra íntimamente vinculado a la vida afectiva y a los
valores morales del individuo, atributos que exceden la mera función reproduc-
tiva o el simple placer erótico. Por eso, el concepto de sexualidad normal es
muy difícil de definir y autoridades indiscutibles en la materia, como KAPLAN y
SADOCK, evitan hacerlo, limitándose a identificar lo que consideran anormal o
desviado, entendiendo como tal: “la conducta sexual que no se orienta hacia el
otro, que excluye la estimulación de los órganos genitales primarios, que se
asocia inapropiadamente a sentimientos de ansiedad y culpabilidad, y que es
de naturaleza compulsiva” (100).
La valoración de la sexualidad debe hacerse en forma integral, no sólo
como expresión de la raíz biológica humana sexual bifronte, sino como una
forma personal e intransferible de ser y manifestarse, que no comienza y termi-
na en el propio individuo, sino que se proyecta mancomunadamente en otro ser
y puede trascenderlos con la simiente de uno nuevo. Por lo tanto la sexualidad,
además de ser el mecanismo que asegura la reproducción de la especie, debe
ser considerada como una experiencia comunicacional entre las personas.
Intentando una definición aproximada puede aceptarse que: “la sexualidad
normal es la condición, atributo o aptitud que integra los aspectos somáticos,
afectivos, intelectuales y sociales de los seres sexuados; de modo tal de con-
tribuir al enriquecimiento y desarrollo de la persona humana, la comunica-
ción y el amor” (100).
Entendida cabalmente la sexualidad no es sólo un integrante de la persona-
lidad, sino también la manera que las personas tienen de manifestarse a sí mis-
mas frente al entorno social, como componentes de una variedad del género
humano.

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