Separan a Odebrecht de una obra de AySA ante las sospechas de corrupción

Los días, las obras y los recursos de Odebrecht empiezan a escasear en la Argentina. La empresa brasileña fue separada de una sospechada obra adjudicada por AySA, la empresa pública de aguas, un contrato por el que deberán dar explicaciones funcionarios, intermediarios y empresarios ante la Justicia.

Sus socios locales Benito Roggio e Hijos SA, José Cartellone Construcciones y Supercemento le comprarán su parte a los brasileños, según pudo reconstruir LA NACION de distintas fuentes. La medida, que contó con un guiño de la Casa Rosada, es tan simbólica como política: la planta potabilizadora Paraná de las Palmas (un contrato de $ 2300 millones) está en funcionamiento y la construcción de sus correspondientes acueductos está avanzada en un 77%, detallaron fuentes oficiales.

La decisión se oficializará en los próximos días dentro de la unión transitoria de empresas (UTE) y, luego, AySA aceptará oficialmente ese cambio de composición interna. Odebrecht, que era el accionista mayoritario, venderá su parte en lo que resta del contrato. Los socios argentinos se quedarían con el 33% cada uno de la UTE.

Odebrecht debió informar a Estados Unidos sobre esta operación, dijeron fuentes empresarias, ya que el acuerdo que firmó con los norteamericanos la obliga a mantenerlos al tanto de cada movimiento accionario. La justicia de ese país autorizó la operación.

Pero el cambio todavía está en discusión porque resta acordar una solución para un reclamo planteado por los brasileños, que le reclaman una millonaria compensación en dólares a AySA por supuestos incumplimientos en los plazos de pago del contrato, confiaron distintas fuentes.

Ante la consulta de LA NACION, en Odebrecht prefirieron no hacer comentarios. Cerca de Benito Roggio, en cambio, aseguraron que la UTE continuaba hasta ayer con la misma confirmación original, es decir, sin cambios.

El derrotero de Odebrecht en la Argentina cambió su rumbo desde que estalló el escándalo por el Lava Jato en Brasil. El fracaso de la negociación con el Gobierno y con la Justicia aceleró el deterioro de las relaciones de los brasileños con las autoridades argentinas.

El primer gran revés para los brasileños fue su separación en la construcción del soterramiento del tren Sarmiento que ocurrió en junio, cuando la italiana Ghella le compró su parte del contrato por US$ 3000 millones.

Como ocurrió con el soterramiento, el Gobierno también miró con simpatía que Odebrecht de un...

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