Semana Santa: el momento histórico en que el oficialismo y la oposición defendieron juntos la democracia

Raúl Alfonsín, en el balcón de la Casa Rosada durante los episodios de Semana Santa de 1987; a su izquierda, Antonio Cafiero y José Luis Manzano

En medio de tantas crisis que sacudieron al país, la recuperación de la democracia puede mostrar, como cantaba Sui Generis, que "hubo un tiempo que fue hermoso". En una situación atípica, el oficialismo y la oposición dejaron de lado sus diferencias e hicieron un frente común para defender la estabilidad constitucional, frente al levantamiento carapintada de Semana Santa, en abril de 1987, cuando gobernaba el presidente radical Raúl Alfonsín.

"En la Argentina de hoy es difícil pensar algo así", rememoró el dirigente justicialista Miguel Ángel Toma, en aquel momento diputado nacional y vicepresidente de la Comisión de Defensa, que se instaló en la Casa Rosada, junto a pesos pesados del peronismo renovador, como Antonio Cafiero, Carlos Grosso y José Luis Manzano. Toma fue el vocero de ese grupo ante la prensa, con la misión de mostrar cohesión con el gobierno radical y actuar codo a codo con el secretario general de la Presidencia, Carlos Becerra, y el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena.

La foto histórica del balcón de la Casa Rosada, con un presidente radical rodeado de dirigentes peronistas, constituye una postal casi imposible de lograr. La imagen refleja una tensión que se trasladaba a la Plaza de Mayo, colmada al igual que otras plazas en el interior.

"Nos propusimos tomar las decisiones por consenso. La mayoría teníamos menos de 40 años y éramos conscientes de que el país estaba a un paso de retroceder a los tiempos oscuros", explicó Toma, en un extenso diálogo con LA NACION.

Raúl Alfonsín y Antonio Cafiero, en el balcón de la Casa Rosada, en una acción conjuntra entre el oficialismo y la oposición, ante la rebelión carapintada de 1987

A los 72 años, Toma tiene en claro las diferencias con el escenario de confrontación que hoy vive el país, con un kirchnerismo que domina la escena. "En ese tiempo existía la conciencia de que en los grandes temas centrales y estratégicos no podíamos disentir", resumió, a 35 años de distancia.

Esa sintonía entre el oficialismo y la oposición fue el punto de partida para acuerdos básicos, que con el correr de los años -en las sucesivas presidencias de Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa- derivaron en la sanción de las leyes de defensa nacional, seguridad interior y de inteligencia, todas ellas aprobadas casi por unanimidad y vitales para temas sensibles en una democracia que se iba consolidando.

"Alfonsín no intentó un rédito personal, ni sectorial, ni buscó fracturar a la sociedad. Convocó a todos. Se avanzó en una política de Estado a partir de una crisis porque había un demócrata en el Gobierno y había demócratas en la oposición. Hoy no hay demócratas en el Gobierno. No hay tipos con la estatura de Alfonsín, que después de un cimbronazo de esa naturaleza llamó a pensar políticas en conjunto", describió el exlegislador. Y marcó un contraste notable con el panorama actual: "Hoy hay un Alberto Fernández que dice que los periodistas son una banda que sirve a intereses políticos y económicos, que nosotros -la oposición- también somos una banda y la Justicia lo mismo. Somos los odiadores".

Cómo se llegó

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