El seleccionado, con hinchada cautiva

SAN PABLO.- La inmensidad de esta gran garganta urbana puede reducir hasta a una multitud. ¿Qué son 25.000 personas para una ciudad en la que sólo en el área metropolitana habitan 20 millones? En la parada de octavos de final el público paulista ya había manifestado que la Argentina no era uno de sus equipos favoritos para este Mundial. El local, por entonces, había volcado su apoyo de manera unánime hacia Suiza. Aquella decisión reflejó de manera nítida cómo en el hincha gobierna la rivalidad antes que el gusto por el buen fútbol o la simpatía por un determinado jugador, en este caso Messi, el futbolista preferido de los brasileños después de Neymar.La escenografía que acompañará hoy al seleccionado será idéntica a la de hace ocho días, cuando venció aquí de manera agónica y dramática a los suizos. En el estadio Itaquerao habrá más brasileños que argentinos, y los argentinos serán más que los holandeses. Los ánimos y la lírica tribunera se cocinarán en el morbo, con la posibilidad latente de un enfrentamiento entre Brasil y la Argentina.A diferencia de otras sedes en las que dejó su huella, San Pablo la hace sentir realmente visitante a la Argentina. Los paulistas son futboleros y arrasaron desde hace meses con las entradas para esta semifinal. A través de los canales oficiales de la FIFA, agotaron los boletos sin saber que les tocaría ver hoy a Messi, Neymar o Robben. Algunos pocos, quizá por necesidad económica o por desencanto, habrían hecho rodar su ticket por el lucrativo mercado negro de la reventa. Pero serían contadas excepciones. El Itaquerao, que esconde alguna semejanza con el José Amalfitani de Liniers, tendrá sus dos cabeceras altas teñidas de amarillo y gritando a favor del equipo naranja.¿Y los argentinos? Serán miles, como lo vienen haciendo fielmente durante toda la Copa. Según el cálculo de la embajada de nuestro país y de la policía brasileña, habrá 25.000 argentinos, aproximadamente.Los que pudieron se tomaron un avión o se lanzaron hace días a la ruta. Ayer, la salida de aviones desde la Argentina rumbo a Brasil fue constante, con más frecuencia que lo cotidiano. Partieron los habituales vuelos de línea, chárteres preparados para la ocasión y...