La seguridad jurídica, tarea de todos

Lejos de ser un concepto abstracto, la seguridad jurídica es la base del sistema. No es un arcano como excusa para la arbitrariedad. Se trata de algo bien concreto: se vincula con la seriedad; con alguna licencia etimológica se puede sostener que "seriedad" deriva de "serie", queriendo significar una conducta repetida en el tiempo. A fuerza de repetirse, la conducta encuentra un ritmo, el hecho queda cristalizado en la norma y da lugar a una estabilidad que permite que el sistema se vuelva predecible y garante de principios elementales como la defensa en juicio, el debido proceso y la propiedad.

Tiene que ver, en definitiva, con la vieja costumbre, que constituye la sustancia para que las instituciones no pierdan su vínculo con el plano de lo real; que evita que el derecho se convierta en una entelequia de conceptos rebuscados que le impidan cumplir su propósito: ser el marco que permita que las personas acuerden sus diferencias o las resuelvan civilizadamente. No es un espacio parmenídico, quieto e incólume. Es en todo caso más cercano al de Heráclito, caracterizado por un movimiento acompasado con los cambios de una realidad en constante mutación.

En ese vector de transformación, la seguridad jurídica juega su papel central. Y esta se resiente cuando el derecho queda rezagado de la realidad, cuando no responde a su evolución; también, cuando la adaptación del derecho a la realidad no es fruto de un cambio real y profundo, sino más bien una tendencia superficial, un esnobismo pasajero. Es por eso que el rol de los poderes del Estado en su desarrollo y como base de vínculo de una sociedad es capital: cuando aquellos marchan desacompasados, cuando no tienen armonía en sus visiones, sobrevienen las peores tensiones, aquellas destructivas y no creadoras. A fin de cuentas, por eso el poder es uno, aunque las funciones sean tres.

Por años los argentinos menospreciamos la seguridad jurídica. Se habló mucho y se hizo poco. De allí, en gran parte, los 70 años de crisis. Hoy el desafío de su vigencia...

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