Según pasan los años

MAR DEL PLATA.- La base es el texto impecable con el que Ingmar Bergman conmovió hace cuatro décadas, aquí en versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino. La dirección ostenta la impronta de Norma Aleandro, que sobre el escenario ya supo llevar esta pieza en un mano a mano inolvidable con Alfredo Alcón. Ricardo Darín se mantiene como figura central. Entonces, apenas dos modificaciones: las tablas, de aquellas del año último en el Maipo a éstas del monumental Radio City marplatense. Y la llegada de Érica Rivas para cargar con el papel que llevó Valeria Bertuccelli durante más de 200 funciones. Cambia la protagonista, que por cierto es medio elenco, nada menos. Parecen retoques, ajustes, pero hubo borrón, cuenta nueva y una nueva puesta de Escenas de la vida conyugal, que suma público y aplausos en su primera semana en cartel.

La sala, con 1360 butacas flamantes que les entregó Lino Patalano, fue testigo de un debut a capacidad completa. Tanto como para que Aleandro tuviera que seguir ese estreno sentada en una silla de plástico. "Nos gusta así, con gente, una sala calentita", reconoció el protagonista luego de semanas de ensayos aquí, en los que con su compañera palpitaron esa combinación de nervios y ansiedad previos a un debut.

A pesar de la experiencia de Rivas y la ventaja que él en particular parece llevar con casi un año de recorrido en esta pieza, Darín no le quitó ni una pizca de tensión al momento. "El estreno en teatro -dice a LA NACION- siempre es lo mismo. Es abrir el telón y que los actores se queden solos para una gente que está bajo el escenario. Es un juego y como encuentro inédito que es, siempre es vertiginoso. Casi como una primera cita." Rivas dice que vivió sus primeras funciones con plena felicidad.

"Se percibe aquí un público más predispuesto, hay algo en el ambiente de no tener que conquistarlo", dijo sobre su primera sensación ante las dos bandejas del Radio City a pleno. Y en el mano a mano actoral, ambos admiten que en el mismo estreno se emocionaron a partir del segundo o tercer cuadro de la obra, cuando ganaba clima la historia.

Acostumbrado a moverse como en casa cuando se encienden las luces del escenario, Darín marca extremos de esta nueva convivencia actoral. "Por un lado, es un placer readaptarse a Érica, y por otro, vertiginoso porque es muy creativa y hay que estar atento", reconoce.

Rivas parecía cargar desde la previa con esto de sumarse al que ya venía en marcha. "Todo era –contó a LA...

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