La vida secreta de los dinosaurios del progresismo rock

John Peel, el recordado disc-jockey, Gran Maestre del rock inglés, apadrinó con entusiasmo a Tomorrow y Bodast, pero pasó de largo con la tercera banda del guitarrista Steve Howe: Yes. "Después de Bodast, no le gustó nada de lo que hice", declaró Howe al periodista Pete Frame. Fue Peel, no el punk, el primero en darles el voto no positivo a Yes y sus pares sinfónicos. Algunas voces quebraron el boicot. Derek Bailey, referente máximo de la libre improvisación, lo entrevistó para su libro Improvisation, y Keith Levene, guitarrista de PiL, lo rescató siempre como influencia por su estilo circular e intrincado.Debe de ser duro para Howe (como para Ian Anderson o Keith Emerson) ver que discos en su momento exitosos, meticulosamente planeados, fueron incapaces de regenerarse y fundar otros estilos, mientras los discos de viejos colegas como Black Sabbath parecen hechos ayer. Pero al fan de rock progresivo eso no le importa; la frescura y la vigencia son abstracciones. Ésa es la razón por la cual Yes, con formaciones rotativas de todos sus ex integrantes (o jóvenes inclusiones como Jon Davison, quien recaló en el Luna Park reemplazando a Jon Anderson), sigue de gira con músicos que pisan los setenta años.El fan de rock progresivo es un ejemplar único; pertenece al grupo de lealtades desaforadas, como los kirchneristas y los hinchas de fútbol. Cuando el show arrancó, con la habitual apertura de la suite "El pájaro de fuego", las pantallas mostraron las tapas de los álbumes que el quinteto iba a interpretar y eso bastó para que el público aullara. Para cualquier ajeno a esta clase de espectáculo, el ritual podía caratularse de bizarro a desopilante; una especie de parodia de la parodia Spinal Tap, con Howe y el bajista Chris Squire (más...