Con salud y amor, alcanza y sobra

Estamos genéticamente preparados para vivir en un mundo que ya no existe. Un mundo en el que había días y noches previsibles; en el que las estaciones, verano, otoño, invierno y primavera estaban claramente diferenciadas, y en el que había que recorrer kilómetros para poder comer un bifecito de mamut.Nuestros genes no traen incorporada la respuesta a las comodidades que trae aparejada la luz eléctrica, la calefacción, o a la góndola de los congelados en el supermercado. Esa discrepancia se mide en la falta de sueño, la tendencia al sobrepeso y la ansiedad de todos los días.Sin embargo, como se dice en el barrio, "basta con la salud", y la gente valora ampliamente su sensación de salud y bienestar.Curiosamente, una amplia mayoría dice sentirse bien o muy bien, más allá de los kilitos extra que arrastra, de dormir bastante mal o de nunca salir a estirar las piernas como corresponde.Es ese acceso a la salud y a la tecnología lo que nos hace seguir eligiendo para vivir a las ciudades, aquellas urbes invisibles, escondidas, continuas o sutiles que le prometía Marco Polo a Kublai Khan.Hay datos llamativos en esta encuesta de la percepción que...

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