Más ruido y menos certezas para el Gobierno

Sergio Massa

Las apuradas medidas adoptadas por el ministro de Economía a lo largo de 48 horas no lograron despejar el horizonte inmediato de incertidumbres . O, peor aún, abrieron nuevas incógnitas y sumaron tensión tanto en el plano económico-financiero como en el político . En simultáneo, asomaron inesperados factores de conflicto adicionales dentro del oficialismo. La estabilización sigue siendo un sustantivo esquivo.

Los anuncios financieros tanto como sus repercusiones y efectos inmediatos reafirmaron, además, el sendero estrechísimo por el que tiene que transitar el Gobierno . Y en particular Sergio Massa , cuya cotización pareció seguir la de los títulos públicos, lo mismo que lo que hasta hace dos semanas era una precandidatura presidencial casi segura.

El vértigo nacional es supersónico, aunque solo sea para dar vueltas en el mismo lugar y un poco más abajo. Ahora al Gobierno lo corren tanto por derecha como por izquierda. Haberse metido con la bolsa de los jubilados refleja lo acuciante de la situación .

Para entender el contexto y tomar dimensión de cuán apremiante asomaba el panorama, tras el estrepitoso anuncio del 102% de inflación anual, difundido hace nueve días, basta contar con que en los círculos más estrechos y cerrados del Ministerio de Economía se llegaron a analizar decisiones extremas. Hasta se mencionó una palabra prohibida en el universo kirchnerista .

Los ejercicios teórico-prácticos del equipo massista incluyeron la evaluación de un conjunto de medidas que en el centro contenían la innombrable devaluación , que no sería nada gradual. Se llegó a hablar de hasta un 30 por ciento . La idea fue desechada (postergada). Al menos, por ahora y de manera voluntaria.

A tal punto llegó a analizarse que, para justificarlo, colaboradores de Massa se animaron el lunes pasado a relativizar las probables consecuencias de lo que en términos electorales tradicionales podría considerarse una salida más que temeraria. No tuvieron que hacerlo en público. Al final de esa tarde se optó por el canje compulsivo de títulos en dólares en manos de organismos públicos para disminuir la presión sobre los dólares financieros.

"Si logramos un acuerdo de precios y salarios con empresarios y sindicatos, que es lo más difícil, podríamos avanzar con la devaluación" , decían en el quinto piso del Palacio de Hacienda, en el atardecer de un comienzo de semana más que agitado. "Es cierto que al principio, en el primer bimestre, tendríamos un fuerte...

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