La Rosadita, un grito redentor

Es grandioso que se haya podido ver lo que ocurría en La Rosadita. Son imágenes reveladoras que marcan un antes y un después, y que todos los que formamos parte del campo nacional y popular estábamos esperando. El kirchnerismo en pleno se siente reconfortado y agradecido. Los videos, la exhibición de esa millonada en la financiera SGI, vienen a ratificar muchos de nuestros postulados, pero sobre todo uno. Cristina es, efectivamente, una abogada exitosa.

Se pueden sacar otras conclusiones.

1) Quedó demostrado que en la Argentina no había cepo. Podías hacerte de todos los millones de dólares o euros que se te antojaran, con la única condición de ser un Kirchner o socio o testaferro de los Kirchner.

2) La plata de La Rosadita ya tenía destino: eran ahorros de la entonces presidenta para pagarles a los buitres. "Es una forma de retribuirle al país todo lo que el país nos ha dado a nosotros", explicó Máximo.

3) Lo que se ve en el interior de SGI (siglas que significan Seguimos Generando Ingresos) desmiente aquello de que ahí la plata era tanta que no se contaba, sino que se pesaba. Había una balanza, sí, pero para la gente que aparece en las filmaciones: a la hora de dejar la oficina algunos aumentaban súbitamente unos kilos.

4) Las imágenes no tienen sonido, lo cual confirma, una vez más, la importancia del relato. Así, muditos, los videos parecen terribles y dan la impresión de que allí se esconden secretos inconfesables. Si tuviésemos el registro de lo que hablan esos esforzados trabajadores escucharíamos frases como éstas: "Qué generosos los Kirchner, donar toda esta guita", "che, ¿ya separaron lo que hay que mandar a hospitales y escuelas de barrios carecientes?", "brindemos con whisky, celebremos con habanos: ¡la plata del pueblo vuelve al pueblo!"

5) Preocupada por la limpieza del procedimiento, Cristina enviaba dos personas de su máxima confianza, Martín Báez y Pérez Gadín, a supervisar la operatoria de La Rosadita. Fue esa obsesión por la pulcritud lo que llevó a sospechar que allí se lavaba dinero.

6) La periodista que hizo la investigación, Mariel Fitz Patrick, habló de "imágenes obscenas". No te equivoques, Mariel: obscena es la pobreza y no la prolija contabilidad de plata ganada con el sudor del frente. Sí, del Frente para la Victoria.

7) El juez Casanello, muy cercano a La Cámpora y que lleva este caso con valentía e independencia, siempre tuvo la certeza de que en SGI no pasaba nada raro. Ahora pudo confirmarlo. La primera...

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