Y la ropa todavía en el cordel

El glaciar Perito Moreno en 2021. Una de las muchas formas que adopta el agua

Si existiera una enciclopedia de la galaxia y se listaran allí las maravillas planetarias, los océanos terrestres figurarían a la par de los espléndidos anillos de Saturno o el colosal monte Olimpo, en Marte, que es dos veces y media más alto que nuestro Everest. Es así, la Tierra es el único mundo de este sistema que tiene océanos, y vaya si son abrumadores, por su inmensidad, su belleza y su furia.

Al final de la ecuación está el agua, esa molécula mágica sin la que la vida, tal como la conocemos, no existiría. Durante mucho tiempo los científicos evaluaron que el agua de nuestro planeta tenía por fuerza que haber venido del espacio exterior, en cometas y otros planetesimales. Pero ahora han descubierto evidencia que los hace pensar que el agua estuvo en nuestro pequeño y torturado mundo desde poco después de su formación, en el disco de acreción que rodeaba al recién nacido sol, hace unos 4000 millones de años.

Mientras la ciencia hace lo que tiene que hacer -es decir, buscar evidencia-, miremos el agua. Como el aire, lo damos por sentado y solo le prestamos atención cuando falta o cuando sobra. Meditamos frente al mar -que es, junto con los desiertos, una de las pocas ocasiones en las que uno tiene la visión clara y distinta de que está en al superficie de un planeta, sobre todo si la noche es clara o si hay Luna-, pero el resto del tiempo no nos detenemos en el agua, que es tan humilde como indispensable.

Uno de los momentos más fantásticos y alucinantes que experimenté en esta vida fue mi visita al glaciar Perito Moreno. Para asombro de todos, porque mi torpeza es legendaria, descubrí que parecía haber nacido para los crampones, y anduve saltando por paredes de hielo, ágil como un grillo y feliz como un chico. Entonces, en uno de los hoyos que hay aquí y allá, oí ruido de agua. Ahí caí en la cuenta de que el glaciar era una de las muchas formas que adopta el agua. Desde entonces, y no del todo formalmente (hasta este texto), he ido llevando un inventario sorprendente.

Me preguntaban en casa el otro día si pensaba que, por la hora, ya...

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