Romper los estereotipos masculinos, la clave de una iniciativa

En la casa de Guillermo y Paula Beade, el despertador suena a diario a las 6.15. Mientras Paula se baña y prepara a Emiliano, de 9, y Ramiro, de 5 años, Guillermo se encarga del desayuno y de llenar las luncheras. Paula los lleva al colegio y después se va al trabajo, pero como él no se va hasta las 10, se queda ordenando la casa, hace las camas y deja todo acomodado para que cuando vuelvan su esposa y sus hijos encuentren la casa organizada.

"Imaginate si viene de trabajar y tiene que empezar a rebobinar toda la casa. No paso el trapo ni plancho, pero por lo menos dejo todo ordenado", dice Guillermo. A Paula le tocan las tareas domésticas de la tarde y la noche. Las compras las hacen juntos y, en general, la que cocina es ella. Pero eso también varía. "Así nos organizamos. No soy de los que se sientan en el sillón a ver tele mientras la mujer cocina", cuenta.

Pocas cosas hacen enojar tanto a Mariela Miró como que su marido anteponga el "te" a cualquier tarea doméstica. "Te lavé los platos o te saqué la basura", puede ser el comienzo de una discusión. "Lo que más me molesta es que la gente diga: «cómo te ayuda tu marido». Porque lo que él hace es ayuda. Y lo que yo hago? ¿qué es?", dice esta diseñadora de 33 años madre de dos chicos.

"Hay una idea de que todo lo de la casa tiene que ver con nosotras y que los hombres nos hacen una...

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