El romanticismo sin cursilerías y con muy buen humor

Armando Manzanero y Alejandro Lerner / Presentación de A dos pianos tour / Sala: teatro Gran Rex / Función: el viernes / Nuestra opinión: bueno

"Hoy va a ser todo romántico, ¿OK?", dijo al iniciar su tanda, tras la apertura de su compadre en el romance, el mexicano Armando Manzanero. "Si están de novios, agárrense de las manos. Y si hay alguien solo al lado agárrenle la mano, también." Lerner estaba de buen humor, pero era innecesario aclarar que se trató de una noche romántica; su promocionado concierto a dos pianos con Manzanero era como la versión bolerística del dúo Barenboim-Argerich, aunque tampoco debió tomarse la consigna al pie de la letra. Detrás de los dos pianos había una banda de guitarra, batería, bajo y dos teclados, que acompañó al dúo la mayor parte del tiempo. De hecho, el conjunto inició el show acompañando a Manzanero, que se paseó por el escenario ante un público enardecido, cantando "Somos novios", mientras tiraba besitos al público.

Tras el ritmo salsero de "Aquel señor" (donde destacó el baterista Manuel Caizza), Lerner salió vigoroso a escena con "Dame", y la banda pareció Earth, Wind & Fire sin la sección de vientos. Después hizo una gran intro al piano de "Cuando una mujer", que descolló por sus acordes jazzeros, spinetteanos. En "Verte sonreír" se desdobló la imagen del cantante con la de su propio yo mucho más joven, en pantalla gigante, cantando en sincronía desde el videoclip de la canción, en la cama junto a una muchacha. Lerner estaba presto para el humor, pero también para la nostalgia. El verdadero concierto a 2 pianos llegó con "No hace falta", quizá la mejor composición del argentino, que intercaló versos con Manzanero. Pese a haber pasado la barrera de los sesenta, Lerner aún sigue cantando bien, y en "No hace falta" están todos los ingredientes que lo hacen un compositor identificable, esa condensación de soul, Beatles, rock nacional y bolero, con dosis equilibradas.

Manzanero arrancó su segundo set con "Contigo aprendí". Sus acordes quebrados de jazz suscitaron una ovación del público, que siguió con desafinado destino la canción desde el primer verso. Cuando se cansó del coro desafinado, el mexicano se levantó del piano e hizo el primero de varios stand-up. Contó que es oriundo de la península de Yucatán, que su sangre es mayormente indígena, más precisamente maya, excepto por la de algunos españoles que alimentaron a...

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