Roland Garros recargado. El récord que busca Rafael Nadal, la polémica que ya comenzó y la temperatura diferente a la habitual

Lars Burgsmüller nació en Mülheim, Alemania. Empezó a jugar al tenis a los 6 años, se convirtió en profesional y alcanzó el puesto 65° de la ATP en 2002, misma temporada en la que ganó su único título, en Copenhague. El 23 de mayo de 2005, en el court 1 de Roland Garros, conocido como la Plaza de Toros (que terminó de ser demolido este año como parte de las obras de renovación), Burgsmüller se enfrentó al número 5, un español de 18 años que atesoraba los elogios de los expertos del mundo de las raquetas. Aquel día parisiense, Rafael Nadal empezaría a escribir su leyenda. Se trató del primero de los 95 partidos que ostenta en el Abierto de Francia (93 victorias, 2 derrotas). Burgsmüller hoy tiene 44 años, estudió medicina, trabaja como radiólogo y, de vez en cuando, juega al tenis con alguno de sus tres hijos. Rafa tiene 34 años y, desde este domingo, buscará su 13ª Copa de los Mosqueteros que, además, representaría su 20° título de Grand Slam, con el que igualaría el récord de Roger Federer.El Peque Schwartzman practicando con MedvedevEl brote de coronavirus provocó que Roland Garros hiciera malabares para tratar de sostenerse en el calendario. Finalmente, se las ingenió y se movió del verano al otoño. Se hará con público reducido (apenas 1000 espectadores por jornada). Serán otras las condiciones climáticas en París, claro, y, cuanto más frío esté el ambiente, las pelotas picarán menos ya que el material de goma se transforma en más pesado. También existe la chance, por primera vez, de que se disputen partidos con luz artificial (no habrá programación de sesión nocturna, algo que está previsto para 2021, pero sí se encenderán los focos para terminar los encuentros de los últimos turnos diurnos). Además, el renovado estadio central, el Philippe-Chatrier, lucirá el techo retráctil, una moderna obra que demandó una inversión de 350 millones de euros. Así, el de Francia dejará de ser el único Grand Slam sin cubertura en, al menos, uno de sus estadios.Por primera vez desde 2011, el certamen utilizará otras pelotas (terminó el vínculo con la firma Babolat y se acordó con Wilson) y, según los protagonistas, no es un detalle menor. Las nuevas esferas amarillas "vuelan más" y "no toman tanto los efectos", lo que, en un rápido análisis, podría representar una desventaja para Nadal, un jugador que a la pelota le aplica un top spin inigualable y con el que tanto daño hace."Es una bola pesada, lenta, aquí con el frío es como pegarle a una piedra. Para...

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