Los 90 años de Roberto de Vicenzo: el día del maestro

Roberto De Vicenzo está más vivaz que hace diez años. Se levanta a las 8 y se acuesta sobre el filo de la medianoche. Realiza trámites bancarios, juega cuatro o cinco hoyos en el Ranelagh Golf Club, se mantiene informado y está en contacto estrecho con su familia. Pero, por sobre todo, vive acompañado de la clave del humor, buena fórmula para la longevidad.Imposible reproducir en palabras cuando el Maestro se queja en broma de sus achaques físicos; allí desata una suerte de unipersonal que despierta risas y genera una empatía inmediata con esta leyenda del deporte. Así transcurre sus días Roberto, con buen ánimo, optimista y al aire libre. Y aunque no le otorgue demasiada trascendencia a este día, hoy es una jornada muy especial para él, porque cumple ¡90 años!, el largo recorrido de un grande que le puso el nombre al golf en la Argentina. Ni más ni menos.De Vicenzo es sinónimo de 232 torneos conquistados en 18 países, más que cualquier otro profesional en el mundo. Un luchador de una extraordinaria mentalidad ganadora, famoso por la fortaleza de sus golpes y un juego en el green que lo privó de hazañas aún mayores. Un deportista de origen humilde, hijo de un pintor de brocha gorda, que dio incontables vueltas al mundo y terminó codeándose con presidentes, reyes, grandes artistas y magnates. Ante todo, Roberto es una persona de valores, de ésas con gestos que ya no se ven.El jardín de su casa en Ranelagh es el rincón ideal para un repaso de su vida aventurera, llena de matices.-Maestro, ¿cómo se siente a los 90 años?-Realmente fui un afortunado porque casi nunca estuve enfermo. No me acuerdo de un dolor de cabeza. Y tampoco me privé de nada: comí desde puchero hasta caviar y siempre digerí la comida muy bien. Por suerte todavía puedo caminar y hasta correr. No como lo haría un chico, pero 50 metros te corro. Debo agradecerle a Dios, porque me quiere mucho o no me quiere nada. Si me quisiera más, en una de ésas me llamaría y me llevaría para arriba. Y si no me quisiera nada, a lo mejor él pensaría que estoy mejor aquí abajo porque todavía soy útil.-¿Hay algún secreto para la longevidad?-No, creo que la naturaleza te elige. Con mi mujer, Delia, hemos sido unos elegidos. Hay otros que a los 50 años ya están acabados. No sé, es un secreto de la vida que ni los médicos pueden descifrar. Es lindo llegar a viejo y estar sano. Pero llegar a viejo para estar picado y podrido , mejor no llegar. Porque no solamente sufrís, sino que hacés sufrir a los demás. Algo...

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