El Río de La Plata, un río altamente contaminado.

AutorNorma H. Rozadas.

La historia de la humanidad está marcada por innumerables conquistas tecnológicas, por el progreso de las relaciones entre las personas y por la capacidad creativa del ser humano para superar cada desafío. Sin embargo, desde la prehistoria hasta nuestros días, el desarrollo de las civilizaciones siempre ha evolucionado marcado por un factor: la presencia o la ausencia del agua. Si está presente y en abundancia, el agua representa la posibilidad de mejoramiento agrícola, social, industrial, sanitario y de la calidad de vida. Si el recurso hídrico esta ausente o escasea, es motivo de pobreza, guerras, enfermedades y estancamiento económico. Lamentablemente, todos los días se desperdicia millones y millones de litros en actividades que desvalorizan el agua. El abuso en el uso del agua no es solamente un desconocimiento de las responsabilidades de los ciudadanos de evitar el desperdicio, sino una falta de respecto a aquellos que viven en regiones donde no hay agua disponibles para todos.

En un mundo globalizado y liberalizado, en que todo es vencible y la potencia económica es factor determinante del poder, los recursos se trasladan de los pobres a los ricos y la contaminación se traslada de los ricos a los pobres. A menudo, las políticas ambientales son superficiales y no abordan la raíz de los problemas…” (Ecoportal 18.04.09 Río de la Plata: Sordos, ciegos e inconmovibles)

En la fundación de Buenos Aires, el Río de la Plata o Mar Dulce, fue esencial. A Pedro de Mendoza le permitió afianzar las posesiones españolas en América e ir en busca del imperio de metales y riquezas, en tanto que para Juan de Garay, 44 años después, fue la puerta al Alto Perú.

Con características de río limoso, color chocolate, de fácil acceso, y a pesar de su poco calado fue y es refugio de tantos barcos en sus aguas tranquilas. Es la segunda cuenca en importancia en América Latina y es la que dispone del 80 % de agua dulce superficial de Argentina.

El Río de la Plata es el factor generador de la región metropolitana, es la vía de acceso al interior del país. Es un gigantesco colector de las aguas que bajan de las cuencas del Paraná y Uruguay. Cuando el Paraná se divide en varios brazos, el Paraná Bravo confluye con el Uruguay a la altura del Nueva Palmira y nace el Río de la Plata. A partir de ahí sigue recibiendo brazos como los ríos Sauce, Paraná Guazú, Barca Grande, Paraná Miní, Paraná de las Palmas; además llegan a él, desde la provincia de Buenos Aires, gran cantidad de arroyos, como el Maldonado, White, Vega, Medrano, Garín, Burgueño, Pinazo, y desemboca la gran cuenca del Matanza-Riachuelo.

Por el lado uruguayo se suman gran cantidad de ríos y arroyos como el arroyo del Rosario, río San Juan, arroyo de las víboras y de las Vacas, arroyo San Pedro, Cufré, Pavón, Pereira y San Gregorio, río Santa Lucía y los arroyos Pando, Solís, Chico, Solís Grande y Pan de Azúcar.

Cuando se fundó Buenos Aires se pensó en una distribución de tierras de forma tal que cada una de ellas tenga asegurada su parte de agua potable. Hoy vemos como la ciudad crece a pasos agigantados y se está convirtiendo en una selva de cemento en la que no se respetan los códigos naturales, el consumo del agua desmedido y la falta de infraestructura en el crecimiento edilicio son una muestra del grave problema que nos toca...

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