El riesgo de una lógica sectaria

La política argentina está entretenida con una fotogalería, fogoneada, sobre todo, por el kirchnerismo. Cientos de niños mueren de hambre en Misiones. Un muerto reciente clama una justicia que no llega. No importa. La única virtud del exceso es que, a veces, crea anticuerpos.¿Volverá el oficialismo a construir historias a partir de una foto, como lo hizo insistentemente durante más de un lustro, después de que algunas fotos impertinentes le estallaron en las narices? Tal vez, ya no. La Presidenta se escandalizó en su inquieto Twitter por las fotos que se publicaron del barrabrava Cristian Favale, acusado de la cruel muerte de Mariano Ferreyra, junto con los ministros Amado Boudou y Alberto Sileoni. Es tan imposible como injusto imaginar a Boudou y a Sileoni armando una banda con la orden de matar. Esas fotos no los inculpan a los ministros, pero muestran el mundo en el que se movía un barrabrava dispuesto, por los menos, a golpear y a tirar piedras, según su propia confesión pública.El Gobierno parece tener una generosa bolsa de trabajo para los cuentapropistas de la violencia. ¿Acaso Guillermo Moreno no anda rodeado de patovicas? ¿No hacía lo mismo el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime? ¿El canciller Timerman no se autodefinió como un barrabrava, quizá para tener siempre a mano la posibilidad de un empleo estatal? En ese universo, en el que la violencia es bien recibida, es donde deben inscribirse aquellas fotos inoportunas.La Presidenta camina hacia la censura previa o a convertirse en la gran editora nacional. No le gustaron las fotos conocidas de sus ministros. Sin embargo, esas fotografías de ministros abrazados por el acusado de un crimen político hubieran sido noticia de primera plana en cualquier país del mundo. Guste o no.Las fotos habrían sido, no obstante, una anécdota pasajera si el Gobierno no hubiera usado antes la infraestructura de los servicios de inteligencia para inculpar a Duhalde. Inculpación de la que se colgaron de inmediato desde Hugo Moyano hasta cuatro legisladores kirchneristas de la Capital, que firmaron un formal documento público contra el ex presidente."Culpar a un ex presidente de la Nación fue un lamentable trabajo sucio de los legisladores", resumió el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, que es, a pesar de todo, amigo de uno de ellos, el legislador Francisco Nenna. "La tarea sucia tiene un límite que no está dispuesto a pasar ni el filokirchnerismo", reconoció un funcionario de los Kirchner.ArrayTimerman difundió...

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