El riesgo de debilitar la figura presidencial

Ni la reforma en el régimen de las ART ni la eliminación de feriados son cuestionables. Un cambio en el sistema de riesgo de trabajo, que desde ya debe existir eficientemente, era imprescindible para bajar los innecesarios costos laborales. El kirchnerismo había hecho, por otro lado, un festival de feriados que no se justificaban, mucho menos en un país con una seria crisis de productividad.

Otra lectura debe hacerse, sin embargo, de la forma que eligió Mauricio Macri para dictar esas resoluciones. Fueron decretos de necesidad y urgencia. Éste es un recurso constitucional, pero al que el Presidente debe recurrir sólo cuando existen acuerdos preestablecidos con sectores de la oposición. Su fragilidad parlamentaria es tan grande que se hace casi imposible la aprobación textual de esos decretos. De hecho, ningún proyecto de ley enviado por Macri al Congreso fue aprobado sin algunas (o varias) modificaciones negociadas con la oposición.

El decreto de necesidad y urgencia debe ser sometido a la evaluación previa de una comisión bicameral (integrada según la relación de fuerzas partidarias en el Congreso) y luego tratado por las dos cámaras del Congreso. El jefe de Gabinete tiene un plazo de diez días para llevar tales decretos al Congreso y la comisión bicameral tiene un plazo idéntico para expedirse. Los plenarios de las dos cámaras deben tratarlos luego. Esos decretos tienen un problema adicional: no pueden ser modificados por el Congreso. O los aprueba o los rechaza.

La integración de la comisión bicameral, proporcional a la del Congreso, deja al macrismo en franca minoría. ¿Para qué, entonces, jugó el Presidente una carta riesgosamente perdedora? Es cierto que en el caso de las ART ya hay un proyecto de ley, muy parecido al decreto de Macri, con media sanción del Senado. Pero esa constatación sólo señala que el trámite natural hubiera sido más corto si pedía un tratamiento urgente en la Cámara de Diputados, cuando se reanuden las sesiones ordinarias dentro de poco más de un mes.

No es la primera vez, de todos modos, que el Gobierno decide dar un salto al vacío en el Congreso. Sucedió hace poco con el proyecto de ley sobre el impuesto a las ganancias. Macri pidió que fuera aprobado sin modificaciones, pero la realidad lo obligó a negociar un texto con varios cambios en la redacción original. Ocurrió otro tanto cuando el Presidente designó (y no propuso al Senado) a los dos nuevos jueces de la Corte Suprema, Horacio Rosatti y Carlos...

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