Ricos y pobres según Jesús.

AutorM.Hesayne
CargoObispo

La dimensión social-política causa escozor espiritual y hasta cierta irritación a no pocos católicos argentinos. Cuando escuchan alguna homilía proyectada a lo social-político, suelen tildar al obispo o al sacerdote de temporalista o de estar animado por alguna ideología…No los juzgo en sus intenciones. Pero sí, entiendo que no han sido formados en una mentalidad evangélica y desconocen la Doctrina Social de la Iglesia. Sobre todo sus raíces en la predicación de los Santos Padres. En esta homilía y en la próxima me ha parecido oportuno espigar algunas homilías de los primeros siglos sobre el tema de los pobres y los ricos, la propiedad privada y el consumo de los bienes…Para que en la Iglesia Católica reine la mentalidad evangélica sobre el tema ricos y pobres.

En la homilía sobre la parábola del rico insensato Lc. 12, San Basilio (330-379) se dirige al rico “has sido hecho simple servidor de Dios, administrador de los que son siervos de Dios igual que tú… Piensa que lo que tienes entre manos es cosa ajena… y que de todo se te pedirá cuenta. El pan que tú retienes es del hambriento, los vestidos que guardas en tus arcas son del desnudo. El calzado que se pudre en tu casa es del que está descalzo y en resumen: estás ofendiendo a todos cuantos puedes socorrer”.

“Qué responderás al juez, tú que revistes las paredes y dejas desnudo al hombre”. “No has sido misericordioso, tampoco alcanzarás misericordia. No has abierto tus puertas, luego se te cerrarán las del reino de los cielos. No has dado un pedazo de pan, luego tampoco a ti se te dará la vida eterna”.

“En primer lugar hay que responder que si los bienes particulares fueran de suyo malos, no habrían sido creados por Dios”. Toda creatura de Dios es buena y ninguna debe ser rechazada Y, en segundo lugar, el mandamiento del Señor que no dice que hayamos de rechazar los bienes y huir de ellos como si fueran males, sino que los administremos. El que se condena no se condena en absoluto porque tuviera, sino porque sintió torcidamente de lo que tenía, o no lo usó bien. De modo que una actitud sana y...

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