Un retorno al pasado más tóxico

Cristina Kirchner, vicepresidenta de la Nación, ha suprimido de hecho las instituciones del país. Así como le da lo mismo recibir el encargo de presidir la Argentina (por ausencia de Alberto Fernández) en las oficinas de su facción partidaria, también declaró la inexistencia de la Justicia. No existe ni para ella ni para ninguno de sus exfuncionarios que están procesados en los tribunales. Tampoco para los empresarios más cercanos al matrimonio Kirchner. La victoria da derechos. Esa fue su consigna en 2011 y lo es ahora más que nunca, después de cuatro años de haber estado sometida a una docena de investigaciones judiciales por supuesta corrupción. Otra certeza ratificada: ella no olvida ni perdona. La expresidenta no soporta el rechazo social o político. Al revés de lo que haría cualquier político (que intentaría conquistar a los que no lo quieren), se regodea profundizando la grieta con los que sienten antipatía por ella. Así le va: todavía tiene el 55 por ciento de imagen negativa en la sociedad. Por eso, la condición de "la mujer más brillante de la historia" que le adjudicó Durán Barba no habla de las cualidades de Cristina, sino de la torpeza intelectual del consultor político.Vale la pena detenerse un instante en el tema de la grieta. Cristina fue la que inauguró su lamentable existencia cuando dejó en claro que ella no gobernaría nunca, cuando era presidenta, para los "otros".Y es la que cava ahora el abismo que divide a las dos mitades del país cuando encoge el "nosotros" y ensancha el "ellos". Ni Alberto Fernández ni Mauricio Maci ni otros dirigentes moderados podrán hacer nada para concluir con la grieta, aunque proclamen ese propósito, mientras la expresidenta tenga el poder de fragmentar. La otredad es un espacio que ella no quiere explorar, ni siquiera por curiosidad.En los últimos días, Cristina dio dos muestras de que ya nada le importa. La primera fue la visita a las represas en construcción Cóndor Cliff y La Barrancosa, en Santa Cruz, acompañada por dos empresarios procesados por pagar coimas, Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta. Ahí estaban tres procesados, entonces: Cristina está en la misma situación, aunque por cobrar las coimas. Protagonizó la segunda exhibición cuando entregó su primera declaración jurada de bienes como vicepresidenta. Juró que solo posee activos por 3.700.000 pesos; es decir, unos 55.000 dólares. Nada, para la fortuna que tiene. Si bien declaró que traspasó a sus hijos todos sus bienes en 2016...

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