Por las restricciones de la cuarentena los asaltantes atacan en sus propios barrios

Con la pandemia se rompió una antigua norma no escrita que regía entre los delincuentes: en el barrio en el que se vive no se roba. Las primeras semanas de la cuarentena por el coronavirus los hechos de violencia, en general, y los delitos contra las personas y la propiedad, en particular, se redujeron como consecuencia de la menor circulación de personas y del temor inicial al contagio, según interpretaron policías y fiscales del área metropolitana. Pero con la extensión y la flexibilización "de facto", aumentó la circulación y también la actividad criminal. Solo que con una particularidad: en la gran mayoría de los casos víctimas y victimarios vivían en los mismos barrios: eran, prácticamente, vecinos.El hecho más reciente se produjo en los primeros minutos de ayer en González Catán, partido de La Matanza, donde un joven de 18 años fue asesinado de un balazo en el pecho por familiares de un chico de 15 con el que había tenido un altercado previo; los homicidas se internaron en una villa cercana y aún no fueron detenidos.Pero quizás el hecho más emblemático de este cambio de paradigma delictivo en el conurbano fue el homicidio de Débora Ríos, empleada de una estación de servicio YPF, de 36 años, en Cuartel V, Moreno.Otro ejemplo es el de Juan Andrés Pérez Thomsen, primo de Máximo Thomsen, uno de los ocho detenidos por el homicidio de Fernando Báez Sosa, ocurrido en Villa Gesell el 18 de enero pasado. La víctima lo identificó porque lo conocía del barrio Siderca, de Campana.Según calificadas fuentes policiales consultadas por LA NACION, la modificación en la forma de robar de los asaltantes estaría relacionada con los controles aplicados para evitar la circulación de personas a raíz de la pandemia del Covid-19."Ante la posibilidad de ser detenidos en un control por no contar con el permiso de circulación, quedó acotada la zona en la que concretan sus robos y los ladrones atacan en el lugar que tienen más a mano, o sea, en sus barrios. Antes no lo hacían para evitar ser reconocidos. Además, el asaltante va adonde hay gente y, en la actualidad, la gente circula en sus barrios. Al no estar abiertos los shoppings ni los negocios de las calles comerciales, la gente se queda cerca de sus casas, y los asaltantes, también", expresó un jefe policial, que solicitó mantener su nombre en reserva.Causa y efectoAunque no se difundieron aún estadísticas oficiales, se estima que la cifra de delitos de los primeros 30 días de aislamiento más estricto...

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