El Estado es el mayor responsable por los cortes de luz

Es normal y previsible que http://www.lanacion.com.ar/1648294-con-record-de-consumo-electrico-volvieron-los-cortes-de-luz-al-area-metropolitanaapriete el calor por estos pagos. Pero en la Argentina también se ha vuelto normal que cuando las temperaturas superan ciertos registros - http://www.lanacion.com.ar/1649828-las-olas-de-calor-cada-vez-mas-frecuentes-en-la-ciudad- durante algunos días, empiezan los cortes de electricidad en barrios de la Capital, el Gran Buenos Aires, y a lo largo y a lo ancho del país.Por supuesto, el sistema eléctrico a veces falla, y a menudo nos enteramos por los medios de grandes apagones que se producen, sobre todo en centros urbanos importantes del mundo, como consecuencia de algún fenómeno meteorológico excepcional.Acá, en cambio, las luces se apagan como consecuencia del deterioro gradual de la http://www.lanacion.com.ar/1649511-edesur-admitio-que-las-tarifas-impiden-prestar-un-servicio-de-calidad.Todos los años viene creciendo la cantidad de cortes y la duración de las interrupciones del servicio de energía eléctrica. Pero en 2011 el Ente Nacional Eléctrico (ENRE) interrumpió la difusión de estadísticas de reclamos y de indicadores para comparar, año tras año, la calidad del servicio.Otro intento del relato de querer convencernos de que no falta la luz, de que se trata de una "sensación de oscuridad". Pero cuando se corta la electricidad, a la oscuridad se le suma el corte de todos los servicios, agua incluido.Como aquí no sirven las explicaciones evasivas, frente a la normalidad de los cortes crecientes, el relato viene repitiendo un algoritmo exculpatorio que descarga las responsabilidades de los cortes primero en el clima, después en el crecimiento de la economía, y, finalmente, en las empresas prestatarias del servicio; en ese orden.Así, el último calor, en la retórica oficial, siempre es el peor de todos, el que rompe todas las marcas; por eso se queman los cables, se rompen los transformadores y la estaciones reductoras se saturan. Es más difícil echarle la culpa al crecimiento económico. El argumento de que las tasas excepcionales de crecimiento económico han disparado la demanda de energía para justificar cortes e importaciones de gas y combustibles, se da de bruces con la realidad de una economía que vuelve a estancarse. Entonces van por las empresas de distribución eléctrica, a las que se acusa de no haber invertido y de demorar las soluciones atendiendo reclamos en...

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