Respetar los fallos judiciales que se encuentran firmes: regla básica que siempre debemos respetar

Conferencia del interbloque de senadores nacionales del Frente de Todos (FdT)

La Corte Suprema de la Nación dictó en fecha reciente un fallo mediante el cual decidió declarar q ue la partición en dos del bloque Frente de Todos en el Senado de la Nación resulta "inoponible a los fines de la conformación del Consejo de la Magistratura" . Esto significa que a dicho Bloqu e no le corresponde ocupar tres sino dos lugares en el Consejo de la Magistratura.

El acatamiento del fallo podría ser recibido como una buena señal a los efectos de revelar un sincero convencimiento acerca de la necesidad de celebrar un "acuerdo democrático" consistente en el cumplimiento irrestricto de un conjunto mínimo de reglas de juego básicas, imprescindibles para la sana convivencia entre los argentinos, reglas básicas que por excelencia están en nuestra Constitución Nacional.

Allí, en su artículo 2° dice que la Nación "adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal…" y deja claro que optamos por una democracia constitucional y no por una autocracia . La primera implica división de poderes y órganos de control independientes mientras que, la segunda, procura la concentración de todo el poder en unos pocos que se "autocontrolan" entre ellos mismos.

En la democracia constitucional se da por presupuesto que las personas somos falibles y en consecuencia se procura descentralizar el ejercicio del poder entre distintos órganos que se controlan entre sí . En los gobiernos autocráticos , por el contrario, se parte de la idea de que la naturaleza humana es infalible, cual si fuéramos ángeles. Es por tal circunstancia que no les preocupa la excesiva concentración del ejercicio del poder en unos pocos sin limitación de tipo alguno.

Karl Loewenstein sintetiza estos conceptos con suma claridad en su célebre obra titulada "Teoría de la Constitución". Allí resalta lo siguiente:

"En el Estado Moderno, constitucional y democrático, la esencia del proceso del poder consiste en el intento de establecer un equilibrio entre las diferentes fuerzas pluralistas que se encuentran compitiendo dentro de la sociedad estatal, siendo garantizada la debida esfera para el libre desarrollo de la personalidad humana. En las modernas autocracia, bien sean dictatoriales o autoritarias, un único detentador del poder monopoliza el poder político como control social, estando el miembro individual de la sociedad estatal sometido a las exigencias ideológicas del grupo dominante".

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