Una resolución ajustada a la ley; un destrato a la víctima inusual para estos días

Nunca se sabrá si de haber avanzado de otra forma en la justicia porteña la causa por la denuncia que hace casi cuatro meses hizo Katia Documet Silva, Marcelo Sergio Villalba no se habría cruzado fatalmente en Lomas de Zamora con Anahí Benítez, tal como lo prueba la presencia de su rastro genético en el cadáver de la víctima. El "Anahí estaría viva si la Justicia hubiese reaccionado adecuadamente ante el aviso" postulado por la denunciante es -lamentablemente- contrafáctico.

Es prácticamente seguro que cualquier fiscal o juez hubiese resuelto lo mismo en el caso del 20 de abril pasado, cuando Villalba le tocó la cola a Silva en la 9 de Julio: dejarlo libre en el brevísimo plazo de un día, aunque sujeto a la causa.

El manoseo encuadra en la tipificación del artículo 119 del Código Penal, dentro del capítulo de los Delitos contra la Integridad Sexual, con un rango de pena de seis meses a cuatro años de cárcel. Dicho de otra forma: un delito excarcelable.

Ese artículo no deja un margen tan discrecional para la interpretación que permita, eventualmente, dejar preso al acusado. Eso es lo que ocurrió al día siguiente de la denuncia del 20 de abril. Una resolución "políticamente incorrecta" para estos tiempos, pero sujeta a derecho.

Sí, en cambio, aparece como discutible el trato judicial que dice haber recibido la denunciante no ya en la comisaría -de hecho, en el posteo de Facebook en el que dio a conocer el hecho previo destacó el cuidado que se le dispensó-, sino en la...

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