Contra la resaca, una nueva botella

Durante el rato que y compartieron esta semana en la nueva sede de Facebook (nada como las redes sociales para promover el encuentro), la Presidenta pidió que no la descalificaran con insultos. "Si no me insultás ni descalificás, yo te escucho, y eso que Macri está en las antípodas de mi pensamiento. Yo hablo con todo el mundo que habla conmigo del mejor modo", dijo magnánima.No siempre fue así. Cuando contaba con mucho poder, la Presidenta se cansó de maltratar a los que no pensaban como ella. Ahora resulta que es ella la bien dispuesta, mientras que los demás son unos ingratos que insultan y descalifican. El enfrentamiento lo provocó ella, pero los responsables hoy son los otros. El hecho sería una anécdota si no cifrara en pequeña escala una de las muchas artimañas -bastante elementales todas, es triste admitirlo- con las que el kirchnerismo engañó durante estos años a buena parte de la gente.El mecanismo es simple: el Gobierno provoca el desastre sin ideologías de por medio, por pura mala praxis, después se corre hacia la izquierda y, señalando los destrozos, acusa a una supuesta derecha de los males que él mismo provocó.La economía es un buen ejemplo. Durante mucho tiempo se negaron los problemas. Pero un día fue imposible ignorarlos. El Indec se doblegó y la bestia tuvo entonces un nombre: corrimiento de precios. Era mejor que nada. Hoy, cuando los tarascones se sienten a diario en los bolsillos, y cuando los errores acumulados pasan factura, lo que queda es correrse a la izquierda para decir que la inflación y los ya alarmantes índices de pobreza (Capitanich, entregue las cifras) son culpa del interés corporativo nacional y del rapaz neoliberalismo global, contra los cuales el kirchnerismo, por supuesto, pelea.Los dos camaristas de Justicia Legítima que hace poco departieron en la Feria del Libro sobre lo retrógradas que son las penas privativas de la libertad parecían estar pisando suelo finlandés, y no esta tierra dominada por la anomia, la violencia gratuita y las redes del narcotráfico que el Gobierno dejará como legado. La filosofía jurídica permite olvidar que la inseguridad creciente es un derivado de la pauperización de la convivencia y la equidad social, entre otras cosas. Desde esas alturas, es fácil decir que perseguir el crimen es de derecha, jugándola de progresista ante los pobres que el kirchnerismo abandonó en la miseria y la exclusión de los subsidios.¿Qué extraña clase de amnesia padece un pueblo que ha sido capaz de disociar...

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