La Repregunta. Pablo Gerchunoff: 'Las reformas económicas de Menem estaban bien pensadas'

"Todo el kirchnerismo es un rechazo al programa de reformas de Menem hasta sepultarlo. Menem fue una oportunidad perdida", afirma. "Kirchner rescató de la crisis de 2001 a un sistema político de un completo descrédito", rescata. "El kirchnerismo terminó en la refundación de la inflación en la Argentina", cuestiona. "Cristina quería trasladar el árbol peronista de los ‘40 y ´50 a la realidad del siglo XXI", dice. "Macri no tuvo una oportunidad tan importante como la de Menem o Kichner", compara. "Alfonsín tenía en mente, y fracasó, el intento de fundir justicia social con república democrática", reflexiona. "Cualquier solución futura tiene que partir de un capitalismo no pro empresas sino pro mercados competitivos", propone. "El futuro tiene un problema enorme: el intento de ajustar el tipo de cambio y las tarifas como condición para un plan de estabilización choca con salarios reales caídos. No ocurrió nunca en la Argentina", advierte. "Yo rescato como interesante la gran intuición de Menem de acoplarse al mundo. La modernización de la Argentina", precisa. "Lo que pasó desde 2002 en adelante y durante toda la etapa kirchnerista es un rechazo al programa de reformas de Menem hasta sepultarlo", desarrolla. "He compartido las críticas a Menem pero creo que esa crítica sin matices fue un error de Raúl Alfonsín. No le dio ninguna oportunidad al experimento menemista", profundiza. "La presidencia Néstor Kirchner perdió otra oportunidad", plantea y desarrolla: "Su defecto es que había allí no solamente una oportunidad de mantener el programa de reformas sino de rescatar de la experiencia de la Convertibilidad su virtud más bella, la desindexación de la economía, la estabilidad". "Néstor (Kirchner) es políticamente virtuoso hasta un cierto momento en que se nota su tendencia autoritaria y es muy poco virtuoso económicamente", sintetiza.

"Desde el momento del reparto de la tierra en el siglo XIX, todos los gobiernos en la Argentina hicieron capitalismo de amigos. Nadie se salva. El capitalismo de amigos no es un problema del actual gobierno o del peronismo del ‘45″, aclara. "Alfonsín es un prócer. ¿Es un prócer económico? De ningún modo, pero es un prócer en términos de arquitectura institucional", distingue. "Tenemos la deuda de cómo reconciliarnos alrededor de un programa económico que no sea un programa económico radicalizado", dice. "La Argentina agroexportadora generó industria local, que se diversificó. Esa Argentina se diversificaba e incluía", desmitifica. "Ese patrón productivo murió con la crisis de 1929, 1930 y la Argentina entró en un proceso de sustitución de importación, es decir, de industrialización protegida. ¿Estaba mal? No, estaba bien para ese momento. Hoy decimos que está mal para este presente", puntualiza. "La Argentina no ha construido un proyecto de futuro. No ha construido una visión sobre sí misma", advierte. "El motor del crecimiento argentino ya no puede ser el proteccionismo. Eso nos lleva a un debate: ¿abrimos la economía en 10 minutos o es un proceso largo?", se pregunta. "De 1880 al ‘30, la Argentina es un caso extraordinario de movilidad social. En los años peronistas, la Argentina es un caso muy definido y radicalizado de distribución del ingreso, de justicia social", postula. "Hay que decir sí, abrir, incorporarnos al mundo pero cuidado con abrirnos y que sea simplemente regalar mercados", se preocupa.

" El peronismo nunca fue anti capitalista. El peronismo fue un cierto modo de ver el capitalismo anclado en la idea de la industrialización protegida", sostiene. "El kirchnerismo tampoco era anticapitalista con Néstor Kirchner. Ni siquiera creo que, a pesar de lo tanto que se dice, fue anti capitalista con Cristina", refuta. "Tanto Néstor como Cristina, después del fracaso de Menem y Cavallo, revirtieron a posiciones muy proteccionistas. Y, por otro lado, intentaron resolver el problema distributivo con un salto del gasto público", pone sobre la mesa y sigue: "Lo principal de ese salto del gasto público es que no podemos volver de él sin afectar derechos adquiridos". "Qué poco adquiridos son: éste es el primer gobierno peronistas en que caen los salarios reales", matiza. "Ahora los salarios se parecen a los de 2003. Quiere decir que todo el recorrido kirchnerista ha vuelto al punto de partida en términos salarios reales", resumen.

El respetado historiador económico Pablo Gerchunoff , estuvo en La Repregunta . Gerchunoff es economista por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es profesor emérito de la Universidad Di Tella y profesor honorario de la UBA.

Su trayectoria académica se combina con su participación en la función pública en dos momentos clave de la Argentina democrática, en el equipo del entonces ministro de Economía Juan Vital Sourrouille durante la presidencia de Raúl Alfonsín y durante el gobierno de la Alianza, en el equipo de Ricardo Machinea.

Es autor de una decena de libros, algunos de ellos, entre los más leídos en los últimos años: Raúl Alfonsín. El planisferio invertido ; La moneda en el aire. Conversaciones sobre la Argentina y su historia de futuros imprevisibles , en coautoría con Roy Hora; El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas. De 1880 a nuestros días , junto a Lucas Llach.

En un año de elección presidencial y cuando se cumplen 40 años desde el regreso de la democracia en la Argentina, un proceso democrático exitoso en lo político, pero que fracasó en lo económico, surgen interrogantes. ¿Por qué? ¿Estamos en riesgo de iniciar otro nuevo ciclo de ilusión y desencanto en la Argentina? Gerchunoff hizo su análisis. Aquí, la entrevista completa.

-Raúl Alfonsín tuvo una oportunidad única, la de recuperar la democracia con una sociedad muy alineada detrás del rechazo a la dictadura. Pero perdió la oportunidad económica. Y después el peronismo, con el kirchnerismo, tuvo otra oportunidad: la de cambiar estructuralmente la matriz productiva y de poner a la economía argentina en una senda consistente de crecimiento en medio del boom de los commodities pero también perdió esa oportunidad económica. Se impone una pregunta vargallosiana: ¿cuándo se jodió la Argentina? La pregunta que hacía el personaje de Zavalita en esa gran novela de Vargas Llosa de 1969, Conversación en la catedral. ¿Por qué nadie le encuentra la vuelta a la Argentina?

-La pregunta encierra un problema. Deja traslucir la idea de una decadencia monótona, que desde un momento dado, nunca dejamos de caer. Pero ése no es el rasgo distintivo de la Argentina. Si bien, tendencialmente, desde fines de los años ‘60, es verdad que la Argentina está cayendo en relación al resto del mundo, lo esencial de la Argentina es su volatilidad. Hay momentos de ilusión fundamentados, me refiero a momentos de ilusión económica, con lo cual Alfonsín debería quedar a un costado...

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