Renovar el compromiso contra las mafias

El decomiso de más de 2500 armas en poder de una red de traficantes internacionales fue no solo el hallazgo más importante de un arsenal clandestino en los últimos treinta años, sino también el resultado concreto de la política de apertura en la cooperación internacional en materia de seguridad. Y debería ser un paso relevante en el demorado camino hacia la edificación de una política de Estado contra las mafias.La primera información sobre la actividad de esta red delictiva llegó en octubre pasado, cuando la oficina Miami de Homeland Security interceptó un cargamento de 100 piezas de armas que se dirigían por encomienda hacia la Argentina. En ese momento, la División Sumarios de Prevención de la Dirección General de Aduanas puso en conocimiento del juez en lo penal económico Pablo Yadarola el pedido de autorizar un envío controlado de ese material a solicitud de la División Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional de la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires. Así, pocos días antes de la reunión del G-20 en Buenos Aires, se detuvo a la primera parte del grupo que acopiaba armas con la intención de venderlas a organizaciones criminales brasileñas.Piezas de ese armamento eran enviadas a la Argentina desde los Estados Unidos, España y Holanda, para que se ensamblaran en nuestro país antes de ser enviadas en ómnibus de larga distancia a Pedro Juan Caballero, en Paraguay, donde se definía la comercialización del armamento que llegaba a manos de bandas narco de Brasil.La continuidad de la pesquisa desarrollada por la Gendarmería posibilitó más de 50 allanamientos simultáneos en el conurbano bonaerense, Córdoba, Bahía Blanca, Tandil, Río Negro y la ciudad de Buenos Aires, donde se encontraron 1316 armas de puño y 1262 armas largas, además de 126 explosivos, como granadas y minas. La magnitud de la incautación puede visualizarse con una comparación: esa red contaba con un poder de fuego similar al de un batallón de infantería.Armas tácticas de varios modelos internacionales, fusiles calibre 50 utilizados por francotiradores militares de elite con capacidad de alcanzar blancos a 1600 metros, ametralladoras pesadas, un mortero de 60 milímetros, lanzacohetes antitanques Instalaza de fabricación nacional y hasta un cañón antiaéreo Oerlikon con capacidad para derribar helicópteros formaban parte del arsenal incautado.La investigación, en sí misma digna de buenas menciones, pone al descubierto algo más que una red de tráfico de...

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