Cómo la religión define qué comemos

En la avenida Santa Fe, justo frente al Jardín Botánico de Buenos Aires, Al Rawshe parece un de comida árabe como cualquier otro. Sin embargo, es uno de los pocos que tienen pegado en la puerta de entrada una calcomanía azul con una luna creciente y una estrella: el certificado expedido por el Centro Islámico de la República Argentina que asegura que ahí se sirve comida halal, es decir, apta para el consumo de musulmanes practicantes.Es menos raro de lo que parece. Desde el inicio de los tiempos, las religiones han extendido la potencia de sus relatos sagrados a múltiples facetas de la vida, incluyendo los modos de producir y consumir alimentos. Basta con prestar atención para encontrar espacios en donde, más que comida, lo que se sirve al plato son siglos de historia.El dueño de Al Rawshe es Ali Wehbi, quien nació en Arabia Saudita, egresó como chef en el Líbano y llegó hace ocho años a la Argentina por ir detrás de una mujer, que ahora su esposa y madre de su hija.¿Cuáles son las reglas del halal? "No podemos comer cerdo y la carne que consumimos tiene que estar faenada del mismo modo que lo hacen los judíos ortodoxos, solo que, además, la vaca, el cordero o el pollo debe estar tendido en dirección a la meca y se debe pronunciar una oración chiquita", explica Wehbi.Según las reglas emanadas del Corán, tampoco está permitido beber alcohol ni consumir alimentos que tengan entre sus ingredientes grasa de animales que no hayan sido faenados a la manera halal. "No podemos comer medialunas, por ejemplo", dice el chef, que agregó a su carta árabe milanesas y bife de chorizo.Sobre la calle Tucumán, en pleno barrio de Once, se encuentra el restaurante Ajim, que en hebreo significa hermanos. Los hermanos que le dan sentido al nombre son Guido e Ignacio Aizenberg, chefs ambos, que luego de experiencias de trabajo en Israel y México volvieron a Buenos Aires para darle una vuelta a la comida judía ortodoxa.Todo lo que se sirve en Ajim es kosher, es decir, cumple con las normas de la dieta alimentaria que se desprenden de pasajes de la Torá. "La más conocida es no mezclar carne con leche. Y quien come carne tiene que esperar seis horas para comer lácteos", apunta Ignacio Aizenberg, chef del restaurante. "La carne puede ser solo vacuna o de aves que no sean de rapiña -agrega- y los animales tienen que ser sacrificados por la ley judía, que implica un largo proceso de faena y un salado para sacarle toda la sangre".Según explica Aizenberg, otra de las...

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