Un relevo histórico con dimensión nacional

La primera vez que salió de España, quebrando el aislamiento de décadas del franquismo, fue para pisar América latina. En junio de 1976, viajó a Estados Unidos en busca de un aval poderoso para su experimento democratizador. Pero antes de llegar a Washington quiso hacer una escala en República Dominicana. Cuando desembarcó, dijo: "En el momento de pisar el suelo de las Américas doy gracias a Dios por haberme deparado la honra de ser el primer rey de España que cruza el Atlántico para visitarlas. Volando sobre el mar Caribe he recordado al descubridor, nuestro almirante Cristóbal Colón, y con su recuerdo he pensado en mis antepasados, los reyes de España, que, aun sin conocerla, amaron a América, la imaginaron y la cuidaron".El presidente Joaquín Balaguer estuvo a la altura cuando le respondió: "Majestad, os hemos estado esperando casi 500 años".Juan Carlos tuviera una proyección atlántica. Por eso el acontecimiento histórico que significa para España la abdicación en su hijo, el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia, tiene una dimensión regional. Juan Carlos y Felipe fueron claves en la construcción de un puente ultramarino que se ha resquebrajado. Restaurarlo es uno de los tantos desafíos que deberá superar Felipe VI.La gravitación de la corona en los países de América latina se explica en razones más profundas que la personalidad del rey. Al regresar de Washington, Juan Carlos reemplazó al primer ministro que le había dejado Franco, Carlos Arias Navarro, por Adolfo Suárez. Inauguraba así la transición en España, un proceso cuya racionalidad iba a ejercer una saludable pedagogía sobre los latinoamericanos que buscaban pasar de la dictadura a la democracia. Juan Carlos no fue sólo un monarca constitucional. Fue un monarca constituyente, en un momento en que el Estado de Derecho era sólo un sueño para la mayoría de los habitantes de la península y de América latina.Esa función modélica se completó a partir de los años 80, con una transformación económica impulsada por Felipe González y continuada por José María Aznar. España alcanzó una prosperidad que durante siglos le había sido esquiva. Y tuvo una expansión empresarial al otro lado del Atlántico al servicio de la cual se puso la corona.El éxito de esa experiencia inspiró una política exterior. Su expresión ritual fueron las cumbres iberoamericanas. Juan Carlos fue un protagonista principal de ese ejercicio, que atrajo a Brasil y a Portugal hacia un espacio común. Compartió la tarea, sobre...

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