El reinado de los hijos únicos

De chica, a Astrid Mejías jamás le interesó jugar a la mamá y al papá. Mientras crecía se imaginaba siendo una ejecutiva independiente, viajando por el mundo y teniendo su propia empresa. La maternidad era algo que asomaba en un horizonte lejano, un deseo que estaba, aunque no tan presente como el de construir una carrera. "Siempre me vi primero trabajando y después formando una familia. Y fue así: primero me desarrollé profesionalmente y la maternidad llegó más de grande, cuando tenía que llegar. Pero siempre me sentí mamá de un solo hijo. Jamás fantaseé con la familia numerosa, y mi marido tampoco", cuenta Astrid, que como trabaja en el sector de hotelería y turismo se la pasa subida a un avión, como había soñado de chica.

María Julia Agüero, en cambio, siempre imaginó que sería mamá de una niña y un varón. Manuel llegó hace cinco años, pero la chica, dice María Julia, nunca llegará. "Con mi marido lo analizamos mucho y creemos que no están dadas las condiciones para tener otro hijo -explica-. Primero, por un tema económico: mantener un hijo es costoso. Nosotros a Manu queremos darle todo lo mejor: una buena educación, vacaciones, salidas, y con dos no podríamos tener el mismo nivel de vida. Además, Manu nació prematuro y me asusté mucho. Decidimos quedarnos con uno."

Cuando la relación con su ahora marido empezó a volverse más seria, Gabriela Morelli fantaseaba con tener tres hijos. Pero ese sueño chocó contra un problema de salud en su columna que hizo que Micaela, de 9 años, sea la única hija de la pareja. "En mi situación era peligroso tener más hijos. Tuvimos a Mica y mi médico me advirtió de los riesgos. Así y todo no fue fácil tomar la decisión porque queríamos darle un hermano a Mica", dice Gabriela.

En el caso de Verónica Siracusano, mamá de Bianca, de 7 años, fue la edad la que le marcó un límite. "Me casé a los 38 y a los 40, después de un tratamiento, tuvimos a Bianca -cuenta-. Intenté volver a tener otro hijo y no quedé, y dejamos de insistir porque no queríamos tentar a la naturaleza. Me hubiera gustado tener otro hijo, pero por algo fue."

Por motivos económicos, por la tendencia a retrasar la maternidad o por simple decisión, el avance de las familias argentinas con un solo hijo es bien marcado. En la ciudad de Buenos Aires, según datos de la última Encuesta Anual de Hogares de 2012, el número de mujeres con un solo hijo al final de la vida reproductiva es del 28,4%, casi una de cada tres. Ese mismo porcentaje era del 24,8...

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