El regreso del precio real: por qué empieza a agotarse el modelo de las promociones y los descuentos

Primero fue el turno de las estadísticas oficiales. Después, el de las tarifas públicas, y ahora el de las cuentas y los bienes que los argentinos tienen sin declarar. El sinceramiento avanza en todos los frentes, incluyendo las góndolas de los supermercados y autoservicios. Después de años en los que reinaron las ofertas y los descuentos que tornan muy difícil saber cuánto cuestan las cosas, cada vez más marcas y empresas están buscando transparentar sus listas de precios, lo que implica dejar de lado las acciones promocionales y volver a apostar a comunicar un precio final.

La lista de ejemplos es amplia e incluye desde los Precios Congelados de Danone -que fue la empresa pionera hace seis meses- hasta el Pacto Porrón de Quilmes que acaba de ser renovado hasta marzo, pasando por las papas fritas Lays, las gaseosas de Pepsi, la línea de retornables de Coca-Cola o las pastas de Lucchetti. En algunos casos, la estrategia elegida por las empresas es informar al consumidor el precio en avisos o publicidades, aunque algunas marcas como Yogurísimo o Ser van más lejos y estampan el importe en el envase de sus productos,

Detrás de este regreso del precio real en las comunicaciones no se encuentra únicamente una moda marketinera, y los analistas de consumo no dudan de hablar de un modelo (el de las promos y descuentos) que da señales cada vez más claras de agotamiento y hasta de un cambio de paradigma en la manera que tienen los argentinos de consumir.

"Estamos viendo un verdadero cambio de época en materia de consumo y creo que varias marcas supieron leer el nuevo escenario. Se está dejando atrás un consumo del kirchnerismo, basado en la exacerbación del gasto y en la idea de que a la gente le quemaba la plata en la mano, y pasando a un nuevo contexto en el que tallan otros factores como una inflación a la baja, un poder de compra recortado de los salarios y el resurgimiento de alternativas para ahorrar que antes no existían, o que prácticamente estaban prohibidas como la compra del dólares", asegura Guillermo Oliveto, director de la consultora W.

Aunque a las marcas les cueste hablar cuando su negocio no funciona, en voz baja reconocen que necesitan probar nuevas alternativas para reactivar un consumo que venía deprimido desde hace un par de años, pero que desplomó en los últimos meses.

Según los números que manejan las consultoras especializadas, las ventas de productos de la canasta básica -alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza- se encaminan a cerrar el peor año en más de una década. El panorama es especialmente duro para los supermercados que en la última década habían sido los principales impulsores de un consumo basado en un esquema muy agresivo de promociones y descuentos. Según los datos de CCR, en octubre (último mes disponible), las ventas en unidades en las grandes cayeron un 9% pese a las fuertes acciones promocionales que pusieron en marcha los principales...

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