Un poco de reggae dulzón

Pleno barrio de Palermo. Mediodía. Cuatro personajes se concentran en el lobby de un hotel, esperan al último integrante de la banda para la foto. Se acerca una chica que habla un castellano raro (es de Nueva York): "¿Ustedes son un grupo de reggae, no?". "Sí", contesta uno que, para completar el perfil, tiene rastas en lugar de pelo. "¿Son de Puerto Rico, son Cultura Profética?", pregunta con la voz entrecortada y da una suerte de grito de fan. "Sí", contesta nuevamente Boris, el de la batería, el de la voz, el de las rastas.Vuelven, después de algunos intentos fallidos, a la Argentina, en una suerte de gira federal ?que arrancó en Córdoba y finaliza hoy en el Quilmes Rock, previo paso por Rosario y Mar del Plata?. Después de cinco años sin sacar disco, traen una propuesta con nuevos ritmos (bolero, tango y hasta un tema acústico), algo distinto a lo que vienen haciendo hace 15 años, un poco más dulce, melosa o como sea que se pueda definir eso que proponen en su nuevo disco, La dulzura (editado en 2010 y nominado a mejor álbum de pop latino, con todo lo raro que eso suena, en los premios Billboard 2011).Están un poco molestos con la manera en que algunos hablan del nuevo material (lo critican por el vuelco amoroso). "No creemos que el reggae tenga que ser sólo de protesta; no todos los temas sociales tienen que ver directamente con hablar de política", se defienden Boris Bilbraut (batería y voz) y Willy Rodríguez (voz y bajo), que van a representar a la banda en la entrevista. Cuando explican cuál es el concepto del nuevo disco, hablan de sensibilidad, dulzura, cosas lindas, pero sin caer en el costado cursi.?Este nuevo disco cambia un poco el foco de lo que estaban haciendo, ¿se alejan de lo social y se acercan a lo sentimental?Willy: ?¡No, no! Lo social está ahí impregnado. Sigue influyendo de la misma manera. Hay unos temas que están bien claros sociales, como...