Reforzaron controles, pero se denuncian 166 robos de celulares por hora

El robo de teléfonos celulares es una actividad lucrativa para los ladrones. Son fáciles de ocultar y de revender. Se trata de uno de los delitos más expandidos en todo el país. Desde marzo de 2016 hasta junio de este año, fueron hurtados un total de 5.300.000 dispositivos móviles en la Argentina.Hace un año el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) emitió un decreto por el cual los celulares denunciados como perdidos, robados o falsificados serían bloqueados y ya no podrían funcionar con ninguna red móvil del país.Sin embargo, quienes se dedican a este meganegocio criminal parecen haberle encontrado la vuelta a ese cerrojo. Según números oficiales, a mediados de este año la cifra diaria de sustracción de teléfonos móviles apenas había caído un tres por ciento.Los datos del Enacom señalan que las denuncias de robo de celulares en todo el país bajaron 16% desde 2016, con un promedio diario que pasó de 4783 a 3995. Este año se denunció un promedio de 166 móviles robados cada hora.Con el objetivo de desalentar el mercado negro de celulares, las fuerzas de seguridad, el Gobierno y los ejecutivos provinciales lanzaron operativos en galerías comerciales y en locales especializados en busca de aparatos con su número de serie electrónico (IMEI) alterado. A partir de octubre de 2018 comenzó a regir el plan de control de comunicaciones móviles por el cual las tarjetas SIM que no estén nominadas (registradas a nombre de un usuario real) son bloqueadas. La iniciativa desalienta la instalación de chips en teléfonos adulterados y busca, así, reducir el hurto de celulares."El delito mutó. Antes encontrábamos más teléfonos exhibidos durante las inspecciones en las galerías que se dedican a venderlos. Hoy los mantienen escondidos", explicó a LA NACION el jefe del Departamento de Cibercrimen de la Policía de la Ciudad, Julio Martínez Cartier."Empezamos por el último eslabón de la cadena: las personas que venden celulares en los locales. Luego realizamos controles en ?zonas calientes' de la ciudad donde detectamos actitudes sospechosas, tanto saliendo de los locales como en la vía pública. Además, buscamos ?cuevas' en las que procesan celulares robados adulterando sus números de IMEI con el fin de volver a insertarlos al mercado", describió Cartier.Los ladrones, en general, llevan los teléfonos que roban a tiendas de reventa o a "cuevas" donde se desbloquean y adulteran, para poder reingresarlos en el mercado. Pero en el caso de un smartphone de alta gama...

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