Reforma tributaria: qué puede cambiar para empresas y personas

El dilema del huevo o la gallina tiene su paralelo con dos temas que son hoy centrales en la economía argentina: el crecimiento y el sistema impositivo. "Sólo el desarrollo económico garantiza un sistema fiscal estable y justo. Pero, a la vez, la economía en parte hoy no crece por los malos impuestos", sintetiza ese laberinto Alberto Tarsitano, director de la Maestría de Derecho Tributario en la UCA, quien codirigió un extenso informe con propuestas para una reforma fiscal, que a fines de 2016 le acercó al Gobierno la Asociación Argentina de Estudios Fiscales, entidad que él presidió.

La necesidad de una reforma amplia del sistema impositivo parece ser algo que nadie discute. Y el Gobierno se autoimpuso hacer la tarea, aunque la dejará para 2018. La misma ley que aprobó el blanqueo fiscal dispuso -a propuesta del Poder Ejecutivo- la creación de una comisión bicameral en el Congreso con la misión de evaluar las propuestas de reforma impositiva que se enviarán desde la Casa Rosada dentro del año posterior a haberse integrado el grupo de trabajo (algo que aún no ocurrió). El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo que habrá proyecto en 2018, aunque se trabajaría en el texto este año.

En un contexto complicado por factores como el déficit fiscal, en el Gobierno consideran que es mejor no dar la discusión en este año electoral. Y en los próximos meses, entonces, no sólo no llegará la reforma integral, sino que tampoco se avanzaría con cambios parciales, como los que hubo en 2016 con medidas como la eliminación o baja de retenciones para diferentes sectores, la aprobación de condiciones especiales para pymes o la baja gradual de Bienes Personales.

"El país tiene una presión impositiva altísima, una evasión muy alta y un déficit fiscal también importante; si se toca una de esas variables se afecta a otras", describe el economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores, en referencia al escenario que obliga a afinar la puntería.

En declaraciones hechas durante la semana que pasó, Dujovne afirmó que el objetivo será que haya un esquema tributario que promueva la inversión, ratificó la meta de un déficit fiscal de 4,2% del PBI para este año, y sostuvo que se actuará sobre la forma en que gasta el Estado en todos sus niveles y que, en ese marco, se bajarán subsidios y se irá hacia un pacto de responsabilidad fiscal con las provincias.

Un cambio impositivo integral lleva a negociar con los gobernadores, y no sólo por la eficiencia del gasto y por la coparticipación (es decir, por la forma en que se reparte la recaudación), sino también porque uno de los impuestos considerados más distorsivos es Ingresos Brutos, una carga cobrada por las provincias que en el últimos años ganó espacio y que...

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