Cómo recuperar la confianza en la moneda

Seguramente el gobierno entrante dispondrá la emisión de billetes de 500 pesos respondiendo a una necesidad creada por la inflación reinstalada en nuestro país. La intención de desconocerla y el falseamiento de los índices de precios quedarán en la historia de malos actos de gobierno. La inflación forma parte del legado kirchnerista, aunque no es nueva.

La falta de confianza en el peso no es una cuestión filosófica. Constituye un problema central de la economía argentina. El peso dejó de ser una moneda con el atributo esencial de ser reserva de valor. Por lo tanto, los argentinos prefieren no ahorrar en pesos. El ahorro financiero se hace preponderantemente en dólares y esto sucede desde hace varias décadas. En los últimos setenta años, con el intervalo de la convertibilidad, la inflación carcomió el valor de nuestra moneda. Sucesivas reformas extrajeron 13 ceros de su denominación y ya debieran quitársele dos más. El año 2015 terminará con un aumento de los precios del orden del 30%, constituyéndose en uno de los cuatro valores más altos del mundo.

Las consecuencias de esta situación son varias. El monto de los depósitos bancarios en pesos muestra una relación notablemente baja respecto del PBI en una comparación internacional. Las tasas de interés que los bancos deben ofrecer para retener esos depósitos y otorgar préstamos son nominalmente elevadas, lo que determina una amortización muy acelerada del crédito. La lucha por compensar la pérdida de valor debida a la inflación exige esas altas tasas, pero pese a ello no se atrae el ahorro. Las cuentas bancarias en dólares enfrentan el recuerdo de alguna confiscación por su transformación compulsiva a tipos de cambio artificiales. El peso cumple su función transaccional y de unidad de cuenta para las compras comunes de consumo y de corto plazo. Deja de utilizarse, por ejemplo, en transacciones inmobiliarias, de arte y en compraventa de empresas. Los ahorros líquidos tienen una clara preferencia por las divisas y aunque estén impositivamente declarados evitan en lo posible el sistema financiero local. Con más razón lo hacen los fondos no declarados. La Argentina supone ser el país cuyos residentes conservan el mayor stock de billetes de dólar en sus cajas de seguridad o en escondites. También se ubica en un lugar destacado en la propiedad de activos financieros e inmuebles en el exterior. Puede decirse que los argentinos contribuyen más que nadie a facilitarle a la Reserva Federal de los...

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