Hay que recuperar la capacidad de escucha

Estamos convencidos de que somos los dueños de la verdad revelada. Y, por eso, solo atendemos la opinión de quien venga con un fuerte sesgo confirmatorio de nuestras propias percepciones. Y de ahí no nos mueve nadie.

El libre intercambio de ideas entre personas que piensan distinto y la tolerancia necesaria para poder llegar a consensos básicos ya parece imposible. Y eso no solo vuelve más frágil el sistema democrático, sino que perder la capacidad de escucha y de conversación no agresiva y sin interrupciones atenta también contra la calidad de vida en sociedad. Nos vuelve más toscos y lineales; también más prejuiciosos, escépticos y pendencieros. El alarmismo, continuo y exagerado, se ha vuelto nueva religión.

Contribuyen a acentuar este fenómeno las muchas incertidumbres que suma a nuestras vidas la pandemia al encerrarnos físicamente por cuidados sanitarios, y que algunos poderes políticos, aquí y en el mundo, han tornado abusivos. Detonan un encierro mucho peor, el repliegue forzado e interminable sobre cada uno de nosotros. Algo que resulta más que funcional al fenómeno descripto en los párrafos anteriores y que ya tiene consecuencias psíquicas que se profundizarán si no repensamos cómo salir de ese callejón sin salida que nos empobrece política e intelectualmente.

"Todos vamos a tener problemas de salud mental", disparó la ministra de Salud, Carla Vizzotti, en el programa de Joaquín Morales Solá, aunque no habló de qué antídoto piensa aplicar para aplacar sus devastadoras consecuencias. Casi se diría que es la primera vez que alguien de tan alto rango, aunque sea de refilón, demuestra cierta inquietud al respecto. Pero como ya es habitual, los funcionarios se han vuelto meros comentaristas de los problemas y en encontrarles un culpable en la vereda de enfrente. Casi nunca dicen cómo y en cuánto tiempo procurarán solucionarlos. Con el tema de las vacunas, por ejemplo, pusieron más energía en "el relato" (la épica de los aviones, las fotos de los militantes vacunándose, ahora sacar chapa de quién vacuna más, etcétera) que en presentar a la sociedad un plan serio y coherente de vacunación.

Cuando hace un año la periodista Silvia Mercado, en una de las conferencias de prensa presidenciales por la pandemia, osó pronunciar la palabra "angustia", Alberto Fernández le respondió destemplado. La conformación del "comité de expertos" del primer mandatario con infectólogos, pero sin ningún profesional de la salud mental en ese equipo, dejó esa...

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