Las empresas recuperadas: una experiencia de la clase trabajadora argentina

AutorEquipo Federal del Trabajo
Breve caracterización del fenómeno:

De todos los fenómenos sociales y políticos que florecieron en la Argentina pos-19 y 20 de diciembre de 2001, el de las empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT de ahora en más) es uno de los más interesantes y que más han llamado la atención pública y de las organizaciones políticas.

Este interés se relaciona con la idea de que el estallido del neoliberalismo en el país a fines de 2001 hizo surgir el protagonismo de los llamados “nuevos movimientos sociales”, frente a la total destrucción de las viejas organizaciones y modelos políticos, culturales, sindicales, territoriales, etc. No es objetivo de este trabajo discutir esto último, pero sí puntualizar algo sobre lo primero. Esos “nuevos” movimientos son caracterizados en general como los de las asambleas populares, los piqueteros y las fábricas recuperadas. Un cuarto fenómeno novedoso, el trueque, decayó con el decantamiento de lo más agudo de la crisis económica. Su fácil cooptación por el sistema económico formal y la corrupción estructural lo desbancaron del sitial de honor de estos nuevos movimientos. Los demás, atravesaron distintas alternativas a lo largo de 2002, de las cuales surge con fuerza y consenso social el fenómeno de las ERT. Sin embargo, pensar que estos son los movimientos sociales excluyentes de este nuevo período es, prácticamente, asumir que todas las demás expresiones sociales y políticas han desaparecido y que estos, por otra parte, no tienen casi conexión con los procesos sociales anteriores.

Creemos, contrariamente a esto, que incluso las asambleas populares surgidas al calor de los hechos de aquel diciembre reconocen antecedentes en la anterior historia política del país, pero eso es mucho más notorio en los movimientos de desocupados y en las fábricas recuperadas. Ambos son expresiones, diferentes de las tradicionales, de la lucha y las experiencias de los trabajadores argentinos. Los desocupados son mayoritariamente trabajadores excluidos recientemente del mercado de trabajo, y la mayoría de los movimientos se encuentran conducidos por antiguos militantes sindicales o de distintas organizaciones políticas.

Las empresas recuperadas, por su parte, significan más que nada la reacción de los trabajadores para evitar caer en esa situación de desocupación estructural, para la cual no ven salida. Esto se dio al margen de las respuestas tradicionales del movimiento sindical que, más allá de las claudicaciones y traiciones de los gremios alineados con la burocracia sindical en todas sus variantes, no tuvieron otra respuesta al problema que la lucha salarial y por el pago de las indemnizaciones correspondientes, en el caso de no haber sido cómplices del vaciamiento de las fábricas. Estos mecanismos se demostraron a todas luces insuficientes, durante toda la década del 90, para oponerse con eficacia al cierre masivo de empresas y las privatizaciones de las estatales. Si bien en muchos ámbitos políticos, periodísticos o académicos se usan distintas denominaciones para hablar del tema, nosotros optamos por hablar de empresas recuperadas. Frente a fábricas ocupadas, fábricas tomadas o fábricas recuperadas, nos parece que el concepto de empresas recuperadas es mucho más amplio y conceptualmente correcto que los anteriores. En primer lugar porque hablar de fábricas ocupadas o tomadas refiere más a una etapa del proceso que, como ya dijimos, no es inclusivo de la totalidad de los casos y porque, además, hablan más de la concepción política del que lo usa que del proceso en sí. Fábrica ocupada o fábrica tomada no es incorrecto por naturaleza, sino incompleto en relación al fenómeno (una empresa en producción autogestionaria es cualitativamente diferente a una fábrica tomada), o descriptivo de un momento de lucha que no refiere solamente a la problemática que nos ocupa, sino a la lucha gremial de los trabajadores en su conjunto. Fábrica recuperada, por otra parte, reduce la cuestión al ámbito industrial, fabril, y trabajadores hay en empresas de todo tipo, esas empresas quiebran o son vaciadas de la misma forma que los establecimientos industriales, y, de hecho, se han recuperado empresas claramente no fabriles, como clínicas o colegios. En suma, no cuestionamos políticamente la elección de los distintos sectores sobre como llamar a las empresas recuperadas, pues eso escapa a nuestro propósito, sino conceptualmente.

Por último, en cuanto a los criterios, el movimiento de las ERT vuelve a poner en el centro de la escena a los trabajadores en lucha en el seno de la producción, que les da un lugar en la pelea por el modelo económico en términos concretos, y que vuelve a situar la lucha social en el centro de las contradicciones de la sociedad, es decir, la que existe entre el...

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