Recorrido de fin de semana: la larga noche de las birrerías

No me gusta la cerveza. Eso pensé la primera vez que la probé. No recuerdo bien cuántos años tenía, pero sí que estaba en una fiesta con mis compañeros del secundario. Había algo en su sabor amargo que me provocaba rechazo. Pero igual seguí tomando hasta que terminé el vaso. Con cada trago la bebida se volvía más amigable. Incluso empecé a disfrutarla. A partir de ahí, se convirtió en mi bebida preferida.

Son las nueve de la noche de un sábado de septiembre cuando camino por Palermo. Llueve y salí sin paraguas. Mientras recorro las calles del barrio buscando refugio en los techos de los balcones, cuento las cervecerías por las que paso. Una, dos, tres? Diez. Caminé cinco cuadras y pasé por diez cervecerías. Son como las canas en mi cabeza. Cada vez que prestó atención descubro una nueva. Este boom de la cerveza artesanal, que se trasladó a Buenos Aires hace unos años con la llegada de algunas franquicias desde la Patagonia y Mar del Plata, motivó a tres amigos a crear su propio circuito de bares, la noche de las birrerías. Me encuentro con ellos en Bierhof, el primer bar de mi recorrido. "Existía la noche de los museos, de las disquerías y de las librerías, ¿por qué no se podía hacer la noche de las birrerías?", me dice Facundo Soler, periodista y uno de sus creadores. Facundo le acercó su idea a su primo, Emiliano Cortés, y a otro periodista, Pablo Mileo. "Hicimos la primera edición en abril, con cuatro cervecerías. Esperábamos que vengan sesenta personas y vinieron cuatrocientos cincuenta", dice Emiliano. En junio realizaron la segunda edición con diez cervecerías -en Facebook cinco mil personas dijeron que asistirían- y esta noche están haciendo la tercera, con 21 bares.

La leve lluvia se convierte en diluvio, comienza a refusilar y los cuatro nos amontonamos en la parte techada del bar. Un grupo de amigos abren sus paraguas y siguen tomando cerveza bajo el agua como si nada pasara. "Todo evento con mística requiere que haya un sacrificio en el que la gente diga «yo me la banqué»", dice Pablo entre risas. "Imaginate cuando digan «yo estuve en esa edición de la noche de las birrerías que se caía el cielo»", dice Facundo.

Me acerco a la barra y miro el pizarrón en donde se encuentran los nombres de las cervezas que se pueden comprar. A la hora de elegir hay tres cosas fundamentales a tener en cuenta. El primero es el IBU -International Bitterness Unit-, que es la unidad que indica el nivel de amargor. Cuanto más alto sea el IBU, más amarga...

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