La reconversión del régimen industrial de Tierra del Fuego

Entre los varios desafíos que impone la situación económica heredada, está el de ganar competitividad. El camino por seguir comprende impulsar la inversión acompañada de tecnología, pero también y principalmente la reconversión de actividades y sectores poco o nada competitivos. Un claro ejemplo es el de la producción de teléfonos celulares, computadoras y componentes electrónicos. Recientemente, el ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, se refirió al "problema" que significa Tierra del Fuego para el desarrollo tecnológico de la Argentina. Las reacciones en contrario no se hicieron esperar. Resultan comprensibles, no tanto porque pudiera haber alguna falta de veracidad en los dichos del ministro, sino por el lógico temor que genera cualquier posible cambio en las prerrogativas con las que hoy cuenta su industria, que pudiera afectar las fuentes de trabajo. Esas repercusiones llevaron al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, a garantizar la continuidad, aunque con cambios, del régimen industrial del que goza esa provincia.

Adquirir hoy en la Argentina un teléfono celular o una computadora resulta mucho más caro que comprarlos en el exterior. El llamado Polo Tecnológico de Tierra del Fuego es criticado por la utilización de una altísima proporción de insumos importados para, en definitiva, terminar ensamblándolos con muy escaso valor agregado. Si bien el régimen fue pensado para desarrollar y habitar un territorio mediante radicaciones industriales de tecnología avanzada, el ministro Aguad observó el alto costo con el que actualmente termina produciendo y comercializando ese polo.

El régimen promocional de Tierra del Fuego fue creado por ley hace 44 años con el objetivo de atraer inversiones productivas y ocupación hacia la isla. En ese sentido, el efecto fue notable. A principios de los años 70, Tierra del Fuego contaba con una población de unos 7000 habitantes. Hoy, viven allí más de 140.000 personas y el polo industrial cuenta con casi 20.000 empleados. Esta claro que la isla se pobló, pero el conjunto del país que subsidia ese régimen, está enfrentando las consecuencias de una industria con un escaso perfil productivo genuino, dedicada mayormente al ensamblaje, agregando costos a productos procedentes de otros países.

Durante el gobierno kirchnerista, la propia Secretaría de Industria concedía los beneficios impositivos tras verificar la incorporación de exigencias mínimas de producción local. Bastaba -y aún hoy basta, pues el...

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