Las razones de la pelea de fondo entre Macri y Moyano

Las cosas serían mucho más fáciles si la pelea de Mauricio Macri con el moyanismo fuera solo por la marcha sindical del 22 de febrero o para resaltar el contraste con un líder sindical desprestigiado. En el país de los piquetes y las manifestaciones, ¿qué daño nuevo le podrían hacer algunos sindicatos a un gobierno que otra vez quedaría como víctima? Por lo demás, Hugo Moyano ya era impopular cuando Macri lo invitaba a almorzar milanesas en la casona presidencial de Olivos.

El enfrentamiento con el clan Moyano tiene dos tramas. Una es la judicial; ahí el líder de los camioneros cree que Macri puede hacer todo para frenar su calvario y Macri no quiere –ni puede– hacer nada. La otra se refiere a la influencia sindical en la conformación de un país distinto del que los argentinos conocieron en los últimos 70 años.

El país actual está cerrado al exterior. Tiene su economía controlada por las corporaciones de gremios y de empresarios. El Estado cobra impuestos de dimensiones suecas para prestar servicios pobremente latinoamericanos. Macri comenzó a bajar algunos gravámenes, pero nada cambió demasiado todavía. Es un país mediocre y caro.

Gran parte de los 10.000 millones de dólares que se fueron el año pasado en los viajes que los argentinos realizaron al exterior se gastaron en la compra de ropa o de productos electrónicos que aquí cuestan el doble o el triple.

La probable solución impositiva para OCA, la obsesión (¿patrimonial?) de Hugo Moyano, llegó justo cuando las cosas se le agravaron en la Justicia. La AFIP asegura que no existe ni existió una solución política para OCA; fue simplemente la consecuencia de que un juez de Lomas de Zamora aceptó la apertura del concurso de acreedores de la empresa de correos. Esa decisión le permite entrar en un plan de pagos de la AFIP sin quitas de capital ni de intereses. En la misma situación están otras empresas, como la láctea Sancor. El problema de esas compañías es que podrán resolver ahora el conflicto con la AFIP, pero no tienen solución en el mediano plazo.

Un presunto interlocutor de Moyano le anticipó a Macri que el sindicato camionero podría discutir cláusulas de productividad si el Presidente hiciera que los jueces se olvidaran de Moyano. Solución imposible. La dirigencia sindical es vieja no solo en su discurso, sino también por su falta de percepción de los progresos tecnológicos. Cree que todavía se puede trasegar dinero por los bancos sin que nadie lo note.

La Unidad de Investigaciones...

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