Raúl Villarreal: 'Todos tuvimos responsabilidad en Cromagnon'

Todos tuvimos responsabilidad en algo. Pero la culpa fue de dos personas, las que accionaron el candil que prendió fuego todo", dice a LA NACION Raúl Villarreal, ex mano derecha de Omar Chabán en Cromagnon, el boliche del Once que se incendió durante el recital de Callejeros el 30 de diciembre de 2004, con un saldo de 194 muertos y más de 1200 heridos.

Con siete kilos más de los que tenía antes de dejar el cigarrillo hace unos meses, a sus 59 años, y a la espera de que le autoricen las salidas transitorias laborales, desde abril pasa sus días en el pabellón 12 del Penal de Marcos Paz. Son los mismos pasillos donde estuvo preso el abogado Víctor Stinfale por las muertes en la fiesta Time Warp y donde hoy están parte de la banda narco rosarina Los Monos y el ex líder de la ONG Hinchadas Unidas Argentinas, Marcelo Mallo.

Es la tercera vez que Villarreal está preso en ese penal por la misma causa: en 2005 fueron seis meses, y desde 2012, 20 más. Este año debió regresar cuando la Corte Suprema de Justicia confirmó su sentencia, junto a la de ex funcionarios de la Ciudad y los músicos de la banda. La suya es de 6 años, por incendio culposo seguido de muerte y cohecho activo en calidad de partícipe necesario. "Salir y volver es un delirio, es desangrante", reflexiona en prisión. A diferencia de sus otras experiencias intramuros, esta vez mantiene relación con algunos ex Callejeros, con los que, dice, limó asperezas.

-¿Cómo se retomó ese vínculo en prisión?

-Con los Callejeros comparto la mesa. Estuve con cuatro (el saxofonista Juan Carbone, los guitarristas Maximiliano Djerfy y Elio Delgado, y el bajista Christian Torrejón, antes de que fuera trasladado a Ezeiza). Esa noche [de abril] salimos de Tribunales y estos pibes estaban que temblaban. Desde que llegamos tomé como una tutoría de ellos porque estaban muy asustados. Siempre se dice que Marcos Paz es terrible. Como es mi tercera vez acá les quería mostrar que no era tan así. Si uno hace las cosas bien no lo molestan. Y como yo me encontré de vuelta con muchos muchachos con los que había compartido pabellón los hacía sentir seguros.

-¿Se necesita un mentor ahí para no pasarla mal?

-Naahhhh!, según a dónde vayas a parar... Éste es un pabellón de buena conducta. Es abierto: compartís espacio. Hay una cama arriba y otra abajo. Somos 40 personas. No es como otros, con celdas individuales. Hay derechos y obligaciones. Te tenés que levantar temprano. A la mañana, tipo 7.30, viene el recuento. Tenés...

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