Que el rating no nos empañe la calidad

Desde hace varias semanas, en la noche de los miércoles conviven en el mismo segmento del prime time las emisiones de MasterChef, por Telefé, y las galas de nominaciones de Gran Hermano 2015, por América. Una muestra de los ejemplos más acabados del mal gusto, el ciclo que da la emisora del cubo de colores y una propuesta muy atractiva y agradable, la de la emisora de las esferas polícromas. La historia de Gran Hermano no registra que esa propuesta haya estado nunca libre de pecados, pero la variedad de recursos que se ponen en juego en esta temporada para conseguir cifras de rating como sea resulta un tanto fuera de registro para cualquier límite de lo habitualmente aceptado en nuestra televisión.

Las mediciones de rating de Ibope muestran que la mayoría del publico es seducido más por la exhibición exquisita que propone MasterChef que por los golpes bajos escatológicos que muestra la versión más que devaluada del actual Gran Hermano. Mientras el primero consigue un promedio mensual superior a los 17 puntos, el...

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