Racing retrocedió y se hizo fuerte

Cuando se buscan las causas que justifiquen el tono marcadamente ofensivo que tuvo este torneo y, como consecuencia, la cantidad de goles infrecuente, se señala el efecto contagio del Mundial más ambicioso desde Francia 1998 y la despreocupación por saber que no habrá descensos hasta dentro de un año. Los equipos y los técnicos se sientieron liberados de un miedo que a veces paraliza.

Durante el Mundial de Brasil, las precauciones y los planteos más cautelosos se incrementaron a medida que se llegó a las etapas decisivas. La Argentina fue un caso testigo de esos ajustes que progresivamente recortaban poder ofensivo para ganar consistencia defensiva. Las lesiones de encargaron de que Higuaín nunca estuviera al cientopor ciento y de marginar durante la competencia a Agüero y Di María, pero Sabella aprovechó esos imponderables para proteger más al equipo con Biglia y Enzo Pérez. Y desde ese momento encontró el molde que más lo conformó.

Si un torneo queda marcado por el estilo y las características del campeón, este Racing en vías de coronación tiene semejanzas con lo que ocurrió en el Mundial. Diego Cocca desembarcó en la Academia con una propuesta audaz, conceptualmente parecida a la que le permitió convertir a Defensa y Justicia en un equipo que ascendió por su vocación ofensiva y convencimiento de que siempre estaba en condiciones de hacer un gol más de los que pudiera recibir. No lo asustaban los partidos abiertos, disputados con las prevenciones mínimas y necesarias.

Racing empezó el torneo con esa idea. La apuesta era doblemente riesgosa porque debía interpretarla un equipo nuevo en su conformación, diseñado en más de un 50 por ciento con los refuerzos incorporados en el mercado de pases. El mensaje inicial que bajó Cocca fue posesión, juego combinado y audacia para encarar los partidos. No era la excepción Racing, varios equipos, con sus...