'Quiero una casa de verdad': Vive en un rancho de madera y nylon y sueña con una de ladrillos, chapas y pintura

Jazmín Riveros vive junto a sus papás en una casilla en el asentamiento Eva Perón III, en Villa Mercedes, San Luis

SAN LUIS.- Es un cuadrado de nylon blanco , como esas carpas improvisadas que se levantan en los campos de refugiados o durante las catástrofes para contener a los afectados. Por dentro, un esqueleto de pallets de madera sostienen la casa de Jazmín Riveros, en el asentamiento Eva Perón III, en Villa Mercedes, San Luis. En un solo ambiente sin ventanas están ubicadas las camas cuchetas (Jazmín duerme en la de arriba), una mesa con sillas y unos estantes en donde guardan la ropa, los juguetes y los elementos de higiene.

"Siempre intento pedir deseos pero nunca se me cumplen. Mi sueño es tener mi propia casa . Otra. Que sea real porque esta es de madera y nylon. Yo quiero una de ladrillos, con cemento y pintura", dice esta nena de 8 años con unas ganas de hablar que desbordan. Nació en Mendoza y hace un año se vino junto a sus papás a buscar una vida mejor en San Luis. Su abuela ya vivía en el barrio y ellos se instalaron al lado. Su tío, también se armó otro rancho enfrente. Toda la familia comparte un baño.

" En un mes ya había construido mi casita con tarima, nylon y palos talados que íbamos a cortar a las vías del tren y algunos que compré que son los pilares. Armé la casa y ya me fui a buscar a mi señora y a mi hija, ella empezó la escuela y nos quedamos acá", cuenta Mariano Riveros, su papá.

Como la suya, son muchas las viviendas precarias que se fueron levantando durante el último año en la zona. "Esto es un terreno tomado. Cuando llegué acá no había casi nadie, se contaban con los dedos. Pasado el tiempo se urbanizó y se llenó de familias, ya deben ser casi cien", agrega Mariano.

Jazmín dibuja con lápices de colores; a su lado, está su papá Mariano y atrás las camas

Lo que más le gusta a Jazmín es pasar tiempo con su familia, su comida preferida son las papas fritas y lo que más odia en el mundo es la cebolla. "Me gustaría tener mi propia habitación, una cama más alta y una tele más grande. También una campera calentita que me hace falta", agrega esta amante de los gatos . Los busca y empieza a enumerar sus nombres uno por uno: "El gringo", "La Chuchi", "El Bilmo", "La sombrera", "El Suco" y "El Chueco". "Los nombres se los pongo yo. A veces son un poco traviesos. Se ponen a pelear entre ellos", agrega mientras le hace mimos a uno blanco y negro.

Su papá trabaja en la construcción y su mamá es técnica auxiliar en farmacia...

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