Quiebre oficialista: de un proyecto bicéfalo a dos gobiernos enfrentados

Cristina Kirchner y Alberto Fernández

Roto el diálogo, destruida la confianza y, sobre todo, desacopladas las expectativas y la mirada sobre el futuro entre el Presidente y el cristicamporismo, lo que nació como un gobierno bicéfalo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner ya se ha convertido de hecho en dos gobiernos distintos .

Uno de esos gobiernos tiene sede en la Casa Rosada y en Olivos. El otro, en el Senado y en la ciudad de La Plata. La consagración de lo que eran atisbos la produjeron dos hechos recientes de profunda implicancia política. No se trata solo de las peleas, los desafíos y los emplazamientos por los medios y las redes sociales, donde despliegan en público las batallas que hasta hace algún tiempo eran más reservadas o menos personalizadas.

Por un lado, emerge como novedad digna de registro la representación ante gobiernos, funcionarios y factores de poder extranjeros que ejercen Cristina Kirchner y Eduardo "Wado" de Pedro (ya definitivamente ex-Wadito para Fernández). Ambos protagonizan visitas, recepciones, viajes y negociaciones que nada tienen que ver con su responsabilidad formal, pero sí con su poder real. O, mejor dicho, con el debilitamiento del poder presidencial. Solo falta que abran una embajada en algún país amigo .

Por otro, aparece la fijación de posiciones o la publicidad de pliegos de condiciones hacia el gobierno nacional que se hace desde La Plata . Allí es adonde Máximo Kirchner convoca con frecuencia a ministros nacionales, incluso a algunos que son (o eran) considerados albertistas, quienes lejos de resistirse acuden cada vez más presurosos. Entre los más receptivos se cuentan los que deben cuidar sus territorios en el ámbito bonaerense. Es el fruto de la reconfiguración del poder dentro del oficialismo y el refugio del kirchnerismo en la provincia. Para ello cuentan con la anuencia de buena parte de los popes del pejotismo local, cansados de esperar un gesto de autoridad de Fernández que nunca llegó.

El alejamiento del Presidente y el repliegue como estrategia de supervivencia parecen retrotraer al país (en clave de caricatura al orden) de hace 170 años, antes de la batalla de Caseros, cuando Buenos Aires estaba separada de la Confederación . Aunque parece haber aquí otro grueso error de cálculo del kirchnerismo cerril: a diferencia de lo que ocurría antes de 1853, la provincia no tiene bajo su jurisdicción el puerto ni la aduana, y sin la asistencia nacional carece de recursos para subsistir. Allí...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR