Quería salvar la empresa familiar y, en un bazar de Nueva York, encontró la idea sobre la que fundó un imperio

Wilder Yasci en Nueva York

Detrás del imperio -que exporta al mundo y cuenta con 300 empleados, además de 20 mil revendedores- hay una historia que merece ser contada . Comienza con una fundición de aluminio, en Venado Tuerto , a mediados de los ‘50. Fundiciones Yasci nació en el patio de la casa de un inmigrante italiano de escasos recursos, pero con abundantes ganas de progresar. Años más tarde, su hijo guiado por el mismo espíritu audaz, se embarcó en una búsqueda en el afán de darle una vuelta al negocio familiar y garantizar su continuidad. Tras de varios años de intentos fallidos e incontables viajes sin éxito, un impensado descubrimiento en un bazar de Nueva York cambiaría el rumbo de la empresa para siempre.

Armando Yasci con el acordeón y a su lado, su esposa Teresa, y sus hijos Wilder y Ito que sostienen un perrito

Armando Yasci era un inmigrante italiano que se inició en el país como obrero en una fábrica de cocinas de hierro. A mediados de los años ´50, llevado por su espíritu emprendedor, comenzó a fundir aluminio "en tierra", dentro de un pozo que hizo en el patio de su casa, en Venado Tuerto, Santa Fe. Con la ayuda de su mujer, Teresa, y sus hijos, Ito y Wilder, Armando realizaba los pedidos que le encargaban sus vecinos. Herramientas o piezas pequeñas de máquinas, en su mayoría. Para moldear el aluminio utilizaba un matalangostas que era básicamente un soplete a kerosene. Luego, Fundiciones Yasci creció y se especializó en la fabricación en serie de quemadores de cocinas a gas, altamente requeridos en aquella época para el reemplazo de las cocinas a leña.

"Esa fábrica de quemadores tenía una vida limitada... Era una cuestión de sentido común, inevitable, que con mi hermano nos preguntáramos: ‘¿Esto tendrá futuro?’", cuenta Wilder. De inmediato, se propuso encontrar un producto "para producir y vender" que estuviese relacionado con la fundición del aluminio. "Por eso, siempre digo que Essen no fue algo que cayó del cielo, sino que fue el resultado de una búsqueda" , añade.

La casa Armando y Teresa, en Venado Tuerto, junto al galpón donde funcionaba la fundición de aluminio

La búsqueda

Wilder tenía 32 años y estaba decidido a garantizar el futuro del negocio familiar. Pero aún no sabía cómo: sólo intuía que la clave estaba fuera de la Argentina. Motivado en esa expectativa, durante varios años se dedicó a viajar por el mundo, principalmente Europa y Estados Unidos en busca de "cosas nuevas para hacer con la fábrica de aluminio".

Fundiciones Yasci, la empresa familiar creada por Armando Yasci, padre de Wilder en la época que realizaban quemadores de cocinas a gas

"Eran viajes fuera de...

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