'Queremos continuar una idea e insertarle cosas'

No tiene miedo. Dos preguntas, de los 54 interrogantes en una prolija, estructurada, amable, con síntomas inequívocos de Primer Mundo, rueda de prensa en la que Gerardo Martino fue presentado como entrenador de Barcelona, apuntaron a ese noble síntoma, esencial en el universo de la psicología. Acepta el balón envenenado, lo frena con el pecho recubierto y lo envía directo al arco imaginario. Nunca afuera. No tiene miedo, el Tata, cuando le preguntan aquello del fracaso, si no gana un título en la borrachera de vueltas olímpicas en las últimas temporadas de luna de miel azulgrana. ¿Supone un fracaso no ganar nada?, le consulta una voz de mujer. "Sí, absolutamente", contesta. Tres, cuatro segundos más tarde, afirma: "A veces, también se ganan títulos y no se deja nada. Pero Barcelona está acostumbrado a ganar y hay que hacerlo. No hacerlo se convierte en un fracaso porque lo que ofrece el plantel es de lo mejor del mundo", acelera. No tiene miedo, insiste Tata, cuando le advierten que, de espaldas, no lo conoce ni su propia sombra en el cerrado y altivo fútbol europeo. "Que la gente no me conozca es natural. Si yo hubiese estado trabajando en Europa tendría la suerte de ser más reconocido", advierte, con amabilidad."Para mí y para muchos entrenadores, éstos son lugares difíciles de acceder. Estar aquí es mucho privilegio, uno se puede trazar metas en la vida, pero aunque se sea sumamente ambicioso no se llega a tanto", asume, minutos después de la rúbrica del contrato, por dos temporadas, con derecho a una tercera y segundos antes de emocionarse con un video de 1 minuto, 57 segundos, con la rúbrica "Bienvenido Tata", con huellas de sus exitosas travesías en Paraguay y en el Newell's hechos a su imagen y semejanza.A su derecha, el vicepresidente Josep María Bartomeu (con una sonrisa, reconoció tener una idea remota del rosarino); a su izquierda, el director deportivo Andoni Zubizarreta (con elocuencia, admitió autoría intelectual en la sorpresiva llegada), Martino exhibió la misma elegancia (vestido con un traje beige, formal y monocorde) que cuando se entretenía en la zona media. "No sé cuál es la razón, pero me da mucha felicidad", cuenta, cuando se le consulta por Rosario, esa tierra prometida de deportistas, artistas, intelectuales y escritores."No decidí con qué indumentaria voy a dirigir a Barcelona. Entre el traje de Paraguay y la ropa deportiva de Newell's..., voy a elegir algo intermedio", se permite una broma. Y es cordial en una ciudad demasiado...

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